lunes, 31 de octubre de 2011

El día que se instauró la regla de los 24 segundos

 Desde que, allá por 1891, James Naismith inventara el baloncesto, éste ha destacado por su dinamismo. Sus normas han ido cambiando, adaptándose a las nuevas situaciones en beneficio siempre del espectáculo.

 Muchos de estos casos venían dados por la manifiesta superioridad de algunos jugadores. Así por ejemplo, en los primeros años de vida de la NBA, el insultante dominio de George Mikan, primera superestrella de la liga, provocó que la zona de 3 segundos se ampliara de los 1'8 metros (6 pies), a los 3'6 (12 pies) en la temporada 51-52. Años después, otra leyenda, Wilt Chamberlain, hizo que la linea llegase hasta los 4'9 metros (16 pies).
 Chamberlein, además, provocó varios cambios también en los lanzamientos de tiro libre. Debido a su pobre porcentaje en estos lanzamientos, el pivot buscaba lagunas en el reglamento que poder explotar, como lanzar a fallar para coger su propio rebote y anotar de dos, o, incluso, coger carrerilla para saltar desde la linea de tiro libre y tener un tiro más cercano y fácil. Por supuesto, el reglamento cambió para evitar estas situaciones.
 Puede que el más conocido de estos cambios de reglas sea la 'norma Alcindor', la cual prohibió machacar en el baloncesto universitario americano de 1967 a 1976, debido al enorme dominio de Kareem Abdul-Jabbar (por aquel entonces Lew Alcindor) en la liga.


 Así, en los comienzos de las ligas profesionales, primero NBL y más tarde NBA, la tónica de los partidos solía ser muy aburrida: un equipo se dedicaba a conseguir una ventaja en el marcador para luego, a base de mantener el balón por tiempo indeterminado, dormir el partido para no poner en riesgo dicha ventaja. Los partidos acababan con marcadores muy bajos y, si el equipo que iba ganando tenía un base habilidoso, el partido se convertía en una sucesión de faltas a ese jugador para intentar pararlo, con la consiguiente merma de jugadores del equipo rival. Soporífero.

 En 1950, los Fort Wayne Pistons se enfrentaban a los Minneapolis Lakers. Se anotaron únicamente 8 canastas en juego, para un resultado de 19-18.

 Durante esos años apareció en la liga Bob Cousy, un base genial que llevó a su equipo, los Boston Celtics, a dominar la liga en los próximos años. Para la historia quedan esos vídeos de Cousy en los que aparece driblando a todo aquel que le saliera al paso.


 La llegada de Cousy a la liga no hizo más que empeorar la situación.
 En los Play-offs de 1953, los Boston Celtics y los Syracuse Nationals se enfrentaban en semifinales de conferencia. Los Celtics mandaban 1-0 en la serie y el segundo partido se convirtió en uno de los más recordados de la historia.
 El técnico de Boston, Red Auerbach, ordenó guardar el balón en manos de Cousy, y Syracuse solo podía frenarlo a base de faltas. El partido se convirtió en un concurso de tiros libres y Bob Cousy acabó yéndose a la línea de tiros libres 32 veces, record de los Play-offs, anotando 30.
 Los Celtics ganaron el partido por 111-105 tras 4 prorrogas. Se pitaron 106 faltas que se tradujeron en 128 tiros libres.


 Al año siguiente se jugó un partido entre Syracuse Nationals y New York Knicks que finalizó con 75-69, de los que 75-34 de ellos fueron desde la linea de personal. Es decir, que los Nationals anotaron todos sus puntos desde el tiro libre.




 Todo el mundo estaba de acuerdo en que se necesitaba un cambio si no se quería dejar morir el baloncesto.
 Los propietarios de la NBA, encabezados por Danny Biasone, propietario de los Nationals, se reunieron para encontrar una solución.
 En beisbol hay tres outs para anotar y en el futbol americano, si no avanzas 10 yardas en 4 intentos, el balón cambia de dueño. El baloncesto también necesitaba un elemento que favoreciera el juego de ataque.


 La idea fue marcar un número de posesiones similares para cada uno de los equipos, que se estableció en 60. Las 120 posesiones totales, divididas entre los 2880 segundos que dura un partido, establecía un total de 24 segundos por posesión.


 En la temporada 54-55 se instauró el reloj de 24 segundos de posesión. En esa misma temporada, el promedio anotador subió de 79'5 puntos por partido hasta 93'1 y, cuatro años después, a 107. Desde el primer año, los Celtics pasaron la barrera de los 100 puntos por partido. Tres años después, todos los equipos de la liga lo habían hecho.




 En Europa, aun tardo unos años en adoptarse la norma, pero hubo un momento clave en el que se hizo inevitable.
 En la última jornada de la primera fase del Eurobasket de Moscú'53, Yugoslavia, aun lejos de la élite pero ya en claro ascenso, necesitaba vencer a Israel (su primera presencia en la competición, apenas cinco años después de su creación como estado), para acceder a la siguiente fase.

 El partido fue muy intenso e igualado. Tanto es así, que se llegó al final de los 40 minutos con empate a 55.
 Al comenzar la prorroga, los yugoslavos se hacían con el balón en el salto inicial. El técnico Nebojsa Popovic tenía muy clara la estrategia. El equipo balcánico retenía el balón durante más de 4 minutos y, a falta de unos segundos para acabar el periodo, lanzaban a canasta... fallando y provocando una nueva prorroga.
 La situación se repitió dos veces más, hasta que al final de la cuarta prorroga, un palmeo de Marjanovic firmaba el 57-55. Habían conseguido un parcial de 2-0 en cuatro prorrogas jugadas.

 Por si fuera poco, unos días después, en un partido URSS-Hungría, los soviéticos, una vez alcanzada una renta de 4 puntos, optó por una táctica similar a la de los Yugoslavos. Se llegó a la situación de ver a varios jugadores húngaros sentados en el suelo ante el lógico cabreo de los más de 30.000 espectadores... y del comisionado de la FIBA, Mr. William Jones, que se prometió a sí mismo acabar con esta situación.


 Se instauraría también la norma, aunque con un límite de 30 segundos, en lugar de los 24 de los americanos. En el año 2000 se pasaría tambien a los 24 segundos.



lunes, 17 de octubre de 2011

El día que Herreros anotó su última canasta

 La final de la temporada 2004-2005 de la liga ACB se recuerda por ser la última hasta el momento en que se llegó al quinto partido, por la calidad de este último partido, pero, sobretodo, por ser la final que se resolvió con la última canasta anotada en la carrera de uno de los más grandes de la historia del basket español: Alberto Herreros.

 Por un lado el TAU Cerámica. Campeón de la liga regular, subcampeón de la Euroliga un mes antes y con gente como José Manuel Calderón, integrante del quinteto ideal de la temporada y que ese verano empezaría su aventura NBA; Luis Scola, MVP de la liga regular; o Arvydas Macijauskas, máximo anotador en los Play-offs y estrella de la Lituania campeona del Eurobasket dos años antes.
 Los de Vitoria habían eliminado al Gran Canaria y al Unicaja, campeón de la Copa del Rey, para plantarse en la final.

 Por otro lado el Real Madrid. Segundo en la liga regular, subcampeón de Copa y con dos anotadores de primer nivel: Louis Bullock y Justin Hamilton. 
 Juventut y Estudiantes fueron sus víctimas en Play-offs.

 Comenzaron las finales y el TAU partía como favorito. Sin embargo, en el primer partido, el Real Madrid dio la sorpresa ganando en Vitoria 82-84 con Bullock anotando 14 puntos en el último cuarto para remontar una desventaja de 11 puntos.
 El equipo baskonista reaccionó, venciendo los dos siguientes partidos, con victoria por un solo punto fuera de casa en el tercer partido. Sin embargo el Madrid se llevó el cuarto partido, forzando así el quinto y definitivo partido en Vitoria.


 El Madrid salió a pista con Sonko, Bullock, Hamilton, Felipe Reyes y Hervelle. El TAU con Calderón, Macijauskas, Hansen, Scola y Kornel David.

 El partido empezó marcado por las faltas personales de los jugadores interiores vitorianos. Scola y David tuvieron que irse al banquillo en los primeros minutos con dos personales cada uno, incluida una técnica al primero.
 El Real Madrid aprovechó la situación para endosar un parcial de 0-11 y situarse con un marcador de 4-12 mediado el primer cuarto.

 El segundo cuarto comenzó con un 15-23 en el marcador y dominio visitante. Pero la vuelta de Scola a la pista y, sobretodo, el acierto de Macijauskas, hacen que la historia empiece a cambiar.
 El TAU comienza a acercarse en el marcador y un triple y una canasta tras robo del lituano ponen a su equipo a 1 a falta de 5:40 para el descanso, lo que obliga a Maljkovic a pedir tiempo muerto y meter de nuevo a Bullock. El jugador americano se había ido al banquillo con su equipo ganando de 10 y volvía dispuesto a asumir toda la responsabilidad en ataque anotando un triple que calmaba la situación.
 Pero Macijauskas estaba caliente y, con un triple, ponía a su equipo por delante 33-32. El jugador lituano llevaba ya 19 puntos y 8 de los 10 últimos puntos de su equipo.

 Bullock y Macijauskas lideraban claramente a sus equipos en ataque, pero ambos cometían la tercera falta personal y se tenían que sentar en el banquillo.
 Con la aparición de Hamilton, el Madrid consigue irse al descanso con una ligera ventaja de 2 puntos (39-41).


 Con 'Mache' en el banquillo, Maljkovic intensificó la defensa sobre Scola, cegando al equipo vitoriano en ataque, que tardaría más de tres minutos en anotar su primera canasta en este cuarto, y forzando un parcial de 0-7 para el equipo blanco.

 A falta de 4:50 para el final del tercer cuarto y con 42-50, Macijauskas comete su 4ª personal. El TAU juega con dos bases, Calderón y Prigioni, pero el partido ha tomado un claro color blanco y el Real Madrid consigue la máxima ventaja del partido, 11 arriba a falta de 3 minutos de cuarto (42-53).

 El Baskonia no carece de recursos y es entonces cuando aparece Travis Hansen y se hace dueño del partido, disminuyendo la diferencia a un 51-56 al final del cuarto.

 Al comenzar el cuarto Bullock comete su cuarta falta, pero Maljkovic decide que siga en el campo.
 Por su parte Hansen aun no había acabado su momento y con un triple empata el partido y con otro pone a su equipo por delante y obliga al Madrid a pedir tiempo muerto. El jugador baskonista ha anotado los últimos 8 puntos del partido.

 El ambiente en el pabellón se vuelve ensordecedor y Macijauskas, que ha vuelto a pista, se une a la fiesta con un triple que completa un parcial de 11-0 y, tras 5 minutos de juego, el Madrid aun no ha conseguido anotar en el último cuarto.
 Hamilton consigue anotar la primera canasta blanca del cuarto a 4:50 para el final, poniendo a su equipo a cuatro puntos (62-58).

 A falta de 2:45 ocurre un hecho crucial. Louis Bullock comete su 5ª falta personal y queda eliminado. En su lugar entra el veterano Alberto Herreros por primera vez en el partido.

 El TAU no deja de ampliar su ventaja. El propio Herreros comete falta antideportiva y Macijauskas mete los dos tiros libres y otro más posterior de Scola ponen el marcador en 69-61 a falta de 50 segundos. El equipo vitoriano tiene todo de cara y en su mano el convertirse en campeón de la liga 2005.

 Pero entonces comenzó el minuto final más recordado en la historia de la ACB.


 El Real Madrid necesitaba anotar rápido y Gelabale consigue un triple que pone a su equipo a 5 a falta de 38 segundos por jugarse.
 En el siguiente ataque Scola falla un tiro debajo del aro con Calderón quejándose de porqué se ha tirado tan rápido (tan solo 8 segundos de ataque). En la contra Hamilton anota en penetración. El Madrid a 3 a falta de 20 segundos. Comienza a haber tensión en el equipo de Ivanovic.

 El Real Madrid presiona muy arriba sin hacer falta y fuerza a Prigioni a tirarla fuera en un pase a Macijauskas, a pesar de que este incluso se lanza al suelo para evitarlo.
 El TAU prefiere hacer falta. Sonko falla el primer tiro y mete el segundo. 69-67 a falta de 14 segundos y saque de fondo.
 La gran presión del Madrid continúa y Splitter, el jugador más joven del equipo, con solo 20 años, es el encargado de sacar de fondo. Se mueve por la linea sin encontrar a nadie a quien pasar. Saca... y el balón se va directamente fuera. Nadie consiguió coger el balón y ahora el Madrid disponía de 14 segundos y saque desde el fondo para empatar y enviar el partido a la prorroga o anotar un triple y ganar el partido y el campeonato.

 Dicen que los grandes jugadores aparecen en los momentos importantes, incluso aunque sea su último partido como profesional y lleve solo 2 minutos en el campo.
 Así, Sonko saca de fondo. El balón llega a Hamilton. Este comienza la penetración y se la deja en la esquina a Herreros. Y éste, con la sangre fría y la calidad que le caracterizó a lo largo de toda su carrera, ante la defensa de Macijauskas, anoto el triple definitivo a falta de 6 segundos para el final.
 Calderón tuvo una última opción pero no llegó ni a tirar, con un tapón de Fotsis.

 El TAU había tirado un partido que tenía ganado y Alberto Herreros lo había logrado. Había logrado el triple, el partido, el campeonato, y un broche final de auténtico lujo a su carrera. El final soñado a una por cualquier jugador.

 Herreros se despedía de la liga como el máximo anotador de su historia con 9.759 puntos, máximo triplista con 1.233, segundo en minutos jugados, cuarto en partidos jugados y noveno en recuperaciones.
 2 ligas ACB, una Copa del Rey, una Copa de Europa, 2 medallas de plata en Eurobasket y máximo anotador del mundial '98 y del europeo '99.


miércoles, 5 de octubre de 2011

El día que Egipto ganó el Eurobasket

 Quién no se ha preguntado alguna vez porqué Turquía o Israel juegan en las competiciones europeas o porqué Australia ha empezado a jugar con los equipos asiáticos.
 Esto es porque, a veces, ante la falta de competencia en su continente, hay federaciones que piden el traslado a una más fuerte. Lo cual, a veces, da lugar a situaciones como la que protagonizó Egipto en 1949.

 En 1935, diez combinados nacionales se juntaron para celebrar el primer campeonato de Europa de selecciones, en Ginebra, Suiza.
 La competición duró cuatro días y Letonia se llevó el trofeo venciendo en la final a España, que jugaba todavía bajo la bandera republicana, por 24-18, en una pista al aire libre.

 En 1937, Letonia, como vigente campeón, acogió el torneo al que España, en plena guerra civil, no pudo acudir.
 Acudieron ocho selecciones, entre ellas Egipto, quienes carecían de rival en su continente y obtuvieron el permiso para participar junto a los europeos.
 El equipo africano terminó último de aquel campeonato, en el que Lituania se proclamaría vencedor por delante de Italia, tras un ajustado 24-23.

 El dominio del baloncesto báltico era claro, quedando patente en una final entre Lituania y Letonia en la tercera edición del torneo.
 Pero entonces estalló la Guerra Mundial y la cuarta edición tuvo que esperar hasta el desenlace de la guerra para reanudarse en 1946.
 La Segunda Guerra Mundial trajo multitud de cambios a nivel territorial, con países clásicos en la competición hasta el momento, que pasaban a ser incluidos en otro, como el caso de Estonia, Letonia y Lituania, que pasaban a formar parte de la URSS, que se convertiría en el gran gigante del basket europeo, llegando a ganar catorce campeonatos de Europa.



 Así, en 1946 volvió a jugarse un Eurobasket, el cual tendría como vencedor a Checoslovaquia, quien venció en la final a Italia y se ganó el merito de albergar la siguiente edición solo un año después, en 1947 en Praga.

 En aquella siguiente edición, el gigante soviético cumplió con las expectativas y se alzó como campeón tras derrotar al equipo anfitrión por 37-56. Aquello le daba el derecho a organizar el siguiente campeonato. Sin embargo, la Unión Soviética se hallaba en plena 'guerra fría' con los EE.UU. y declinó esta posibilidad.
 Por tanto hubo que acudir al segundo clasificado, pero existía un problema: Un mismo país no podía acoger dos campeonatos de Europa seguidos, por lo tanto, la opción de Checoslovaquia tampoco era viable.
 Hubo que bajar hasta el tercer escalón del podio, perteneciente a... ¡Egipto! En efecto, el equipo africano, que no había vuelto a competir en el torneo desde su primera aparición en 1937, y había sorprendido a todos quedando primera de su grupo en la primera fase y venciendo a Bélgica por 50-48 en el partido por el tercer puesto.

 Y así se dieron las cosas para que el campeonato de Europa de baloncesto se trasladase a El Cairo.
 Pero esta elección conllevaba muchos problemas para los demás países. Algo a lo que hoy día no damos tanta importancia pero que en su momento era un gran problema era la gran distancia.
 En aquellos tiempos el avión no era un medio de transporte tan seguro como lo es ahora, además del elevado coste, no al alcance de todos, debido a la maltrecha economía de posguerra. A esto había que añadir el pánico por el trágico suceso protagonizado por la plantilla del Gran Torino, ganador de los últimos cinco scudettos, y que, volviendo de Lisboa, sufrió un accidente que le costó la vida a toda la plantilla.

 Con este panorama, los organizadores solo consiguieron traer a tres selecciones europeas: Francia, Grecia y Holanda; a Turquía, entre Europa y Asia; las asiáticas Siria y Líbano; y la anfitriona, la africana Egipto.




 El torneo se jugó en una liguilla de todos contra todos, sin play-off final, de manera que el vencedor del grupo se proclamaría vencedor del torneo, que no fue otro que el anfitrión, Egipto, por delante de Francia y Grecia.
 Pero, si bien no existió una final al uso, el último partido de la liguilla fue un Egipto-Francia que decidiría el campeón final y en el que el equipo norteafricano venció por 57 a 36. El equipo galo achacaría la derrota al exceso de calor y a la presión del público.
 Además de para llevarse el trofeo, esta victoria sirvió también a Egipto para clasificarse directamente para el mundial de Argentina de 1950.

 Francia, como subcampeona, acogería el siguiente campeonato al que, Egipto, se negaría a asistir molesto por todas las ausencias en su campeonato.

 La FIBA catalogaría este campeonato como "indudablemente, el Eurobasket más flojo de la historia", pero que le sirvió a Egipto para, aun hoy, estar en la duodécima posición en el medallero de la competición.

 Todavía jugaría el país africano la edición de 1953, al igual que Líbano. Irán participaría en 1959 y, a día de hoy, tanto Turquía como Israel se han convertido en habituales de la competición.