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miércoles, 5 de octubre de 2011

El día que Egipto ganó el Eurobasket

 Quién no se ha preguntado alguna vez porqué Turquía o Israel juegan en las competiciones europeas o porqué Australia ha empezado a jugar con los equipos asiáticos.
 Esto es porque, a veces, ante la falta de competencia en su continente, hay federaciones que piden el traslado a una más fuerte. Lo cual, a veces, da lugar a situaciones como la que protagonizó Egipto en 1949.

 En 1935, diez combinados nacionales se juntaron para celebrar el primer campeonato de Europa de selecciones, en Ginebra, Suiza.
 La competición duró cuatro días y Letonia se llevó el trofeo venciendo en la final a España, que jugaba todavía bajo la bandera republicana, por 24-18, en una pista al aire libre.

 En 1937, Letonia, como vigente campeón, acogió el torneo al que España, en plena guerra civil, no pudo acudir.
 Acudieron ocho selecciones, entre ellas Egipto, quienes carecían de rival en su continente y obtuvieron el permiso para participar junto a los europeos.
 El equipo africano terminó último de aquel campeonato, en el que Lituania se proclamaría vencedor por delante de Italia, tras un ajustado 24-23.

 El dominio del baloncesto báltico era claro, quedando patente en una final entre Lituania y Letonia en la tercera edición del torneo.
 Pero entonces estalló la Guerra Mundial y la cuarta edición tuvo que esperar hasta el desenlace de la guerra para reanudarse en 1946.
 La Segunda Guerra Mundial trajo multitud de cambios a nivel territorial, con países clásicos en la competición hasta el momento, que pasaban a ser incluidos en otro, como el caso de Estonia, Letonia y Lituania, que pasaban a formar parte de la URSS, que se convertiría en el gran gigante del basket europeo, llegando a ganar catorce campeonatos de Europa.



 Así, en 1946 volvió a jugarse un Eurobasket, el cual tendría como vencedor a Checoslovaquia, quien venció en la final a Italia y se ganó el merito de albergar la siguiente edición solo un año después, en 1947 en Praga.

 En aquella siguiente edición, el gigante soviético cumplió con las expectativas y se alzó como campeón tras derrotar al equipo anfitrión por 37-56. Aquello le daba el derecho a organizar el siguiente campeonato. Sin embargo, la Unión Soviética se hallaba en plena 'guerra fría' con los EE.UU. y declinó esta posibilidad.
 Por tanto hubo que acudir al segundo clasificado, pero existía un problema: Un mismo país no podía acoger dos campeonatos de Europa seguidos, por lo tanto, la opción de Checoslovaquia tampoco era viable.
 Hubo que bajar hasta el tercer escalón del podio, perteneciente a... ¡Egipto! En efecto, el equipo africano, que no había vuelto a competir en el torneo desde su primera aparición en 1937, y había sorprendido a todos quedando primera de su grupo en la primera fase y venciendo a Bélgica por 50-48 en el partido por el tercer puesto.

 Y así se dieron las cosas para que el campeonato de Europa de baloncesto se trasladase a El Cairo.
 Pero esta elección conllevaba muchos problemas para los demás países. Algo a lo que hoy día no damos tanta importancia pero que en su momento era un gran problema era la gran distancia.
 En aquellos tiempos el avión no era un medio de transporte tan seguro como lo es ahora, además del elevado coste, no al alcance de todos, debido a la maltrecha economía de posguerra. A esto había que añadir el pánico por el trágico suceso protagonizado por la plantilla del Gran Torino, ganador de los últimos cinco scudettos, y que, volviendo de Lisboa, sufrió un accidente que le costó la vida a toda la plantilla.

 Con este panorama, los organizadores solo consiguieron traer a tres selecciones europeas: Francia, Grecia y Holanda; a Turquía, entre Europa y Asia; las asiáticas Siria y Líbano; y la anfitriona, la africana Egipto.




 El torneo se jugó en una liguilla de todos contra todos, sin play-off final, de manera que el vencedor del grupo se proclamaría vencedor del torneo, que no fue otro que el anfitrión, Egipto, por delante de Francia y Grecia.
 Pero, si bien no existió una final al uso, el último partido de la liguilla fue un Egipto-Francia que decidiría el campeón final y en el que el equipo norteafricano venció por 57 a 36. El equipo galo achacaría la derrota al exceso de calor y a la presión del público.
 Además de para llevarse el trofeo, esta victoria sirvió también a Egipto para clasificarse directamente para el mundial de Argentina de 1950.

 Francia, como subcampeona, acogería el siguiente campeonato al que, Egipto, se negaría a asistir molesto por todas las ausencias en su campeonato.

 La FIBA catalogaría este campeonato como "indudablemente, el Eurobasket más flojo de la historia", pero que le sirvió a Egipto para, aun hoy, estar en la duodécima posición en el medallero de la competición.

 Todavía jugaría el país africano la edición de 1953, al igual que Líbano. Irán participaría en 1959 y, a día de hoy, tanto Turquía como Israel se han convertido en habituales de la competición.

lunes, 12 de septiembre de 2011

El día de los 9 triples de Djordjevic, las 4 técnicas y el amago de retirada de Lituania

 Ahora que estamos en tiempo de Eurobasket, vamos a recordar el que, seguramente, sea el mejor partido que se ha podido ver en esta competición. Un partido con emoción, polémica y, sobretodo, mucha mucha calidad. Se jugó en el Eurobasket de Atenas '95, y fue la final jugada entre Yugoslavia y Lituania.

 Yugoslavia volvía a la competición después de unos años sin jugar debido al conflicto de los Balcanes, y se había plantado en la final sin perder ningún partido y tras eliminar a Francia en cuartos de final y a la anfitriona Grecia en semis.
 Tenía un autentico equipazo, con jugadores como Divac, que llevaba 6 años en los Lakers, Danilovic, que se iba a Miami ese año, Bodiroga, recién elegido en el Draft por Sacramento, Paspalj o Djordjevic.

 Por su parte Lituania llegaba con únicamente una derrota, la sufrida ante Yugoslavia en la primera fase por 70-61. Por el camino habían eliminado a Rusia y Croacia (la gran favorita).
 Lituania basaba todo su juego en cuatro jugadores, dos veteranos, Sabonis, que daba el salto a la NBA con 31 años, y Kurtinaitis con 35, y dos jóvenes, Karnisovas, que acababa de fichar por el Barcelona, y Marciulionis, triunfando en la NBA con los Warriors y MVP del torneo (votado antes de jugar la final).




 El partido empezó con un ritmo anotador muy alto y con Yugoslavia mandando ligeramente en el marcador. A los 4 minutos de partido vencían por 10-7. Pero un tapón de Sabonis a Divac y las protestas de éste, provocaron la primera técnica del partido para el jugador serbio.

 Lituania, con un triple de Karnisovas y otro de Marciulionis a tablero, se ponen por primera vez por delante con el 12-14.
 Poco despues, Dusan Ivkovic, seleccionador yugoslavo, pide tiempo muerto y en la reanudación, Djordjevic mete triple. El primero.

 El partido es de gran calidad y, con 8 minutos jugados, Sabonis nos deja una jugada increíble cuando, tras un balón bombeado de Marciulionis hacia el Zar, éste con un pase palmeado, sin mirar y por encima de su cabeza y de la de Divac, deja completamente solo a Einikis debajo del aro. El jugador falló la canasta, lo que no evito que todo el pabellón se pusiese en pie.
 Pero Djordjevic quiere demostrar que no es menos que el lituano y, en la siguiente jugada, da una gran asistencia a Danilovic para que machaque, anotando ademas un triple, el segundo de la noche, en el siguiente ataque, y poniendo a su equipo por delante (21-20).

 Las diferencias eran muy pequeñas. Yugoslavia conseguía dos triples de Danilovic y Djordjevic y Lituania respondía con un 2+1 de Sabonis.
 Entonces, a 6 minutos para el final de la primera parte, el partido entro en una fase espectacular.
 Sasha Djordjevic metía su cuarto triple y Marciulonis respondía con un 3+1. Djordjevic metía otro triple y Marciulonis hacia un gancho perfecto. Y para colmo, Danilovic acaba con un mate encima del mismo Sabonis.
 El partido seguía muy igualado. Si Karnisovas metía un triple con Bodiroga delante, Danilovic hacía lo propio con el mismo Karnisovas encima.
 Y así se llegaba al descanso, con un 48-49 en el marcador y unos altísimos porcentajes de tiro.

 Marciulonis y Karnisovas lideraban Lituania con 15 puntos cada uno y, entre Danilovic y Djordjevic llebavan  35 de los 48 puntos de Yugoslavia.




 Tras el descanso, Sabonis asumió el liderazgo y controló la zona forzando la 4ª personal de Divac y metiendo los primeros 6 puntos de su equipo, incluido un mate que tumbó en el suelo a Zeljko Rebraca.
 Las protestas del banquillo yugoslavo les acarrearon una falta técnica, la segunda del partido.

 Pero, tras 3 minutos de la segunda parte, la 5ª falta de Kurtinaitis y el sexto triple de Djordjevic cambian la situación.
 Yugoslavia consigue ponerse por delante. Sabonis, en una lucha por un rebote, reclama airadamente una falta al arbitro y es sancionado con una técnica. La tercera del partido. Dos nuevos triples de Djordjevic ponen el 75-68 para los balcánicos.

 Lituania, lejos de venirse abajo, con Sabonis descansando en el banquillo y con una zona que atasca el ataque yugoslavo, consigue un parcial de 0-8 y se pone por delante 75-76. Marciulonis, a 7 minutos del final, falla su primer tiro del partido después de 10 lanzamientos.
 Yugoslavia flota a los jugadores lituanos menos importantes y, con el noveno triple de Djordjevic, comienza un nuevo parcial de 8-0 que devuelve la ventaja a su equipo 83-76.

 En este punto, el arbitro americano Tolibert, comienza a coger protagonismo pitando dos faltas rigurosas a Sabonis que le hacen irse al banquillo con 5.
 A pesar de todos sus problemas, a falta de 4 minutos, Lituania aguanta y pierde sólo de 2 puntos (83-81), pero en una acción de ataque, el arbitro pita una rigurosa falta en ataque a Stombergas. El banquillo lituano salta indignado y recibe falta técnica. La cuarta del partido.
 Danilovic tira los dos tiros libres libres correspondientes pero los jugadores lituanos no salen a la cancha. Se quedan en el banquillo e, indignados, se niegan a volver al partido.
 Los 20.000 aficionados de las gradas, en su mayoría griegos, ovacionan a los lituanos y gritan "Lietuva, Lietuva".
 Sasha Djordjevic va al banquillo lituano y habla con Marciulonis. Finalmente Lituania decide que hay que acabar de jugar el partido a pesar de todo y salta a la pista.
 Marciulonis con un triple pone a su equipo a 4 y hace soñar con el milagro, pero el partido ya está acabado ante las lagrimas de Sabonis en el banquillo.

 Yugoslavia gana el partido por 90-86 y se proclama campeón de Europa bajo los abucheos de los aficionados griegos.

 Djordjevic acaba como MVP indicutible con 41 puntos y 9 triples. Danilovic acabaría con 23 puntos, Marciulonis con 32 y Sabonis con 20.

 La ceremonia de medallas quedó enrarecida, con la afición gritando "Lituania es el campeón" y con la selección Croata, tercera, negándose a subir al podium.

 Un grandísimo partido difícilmente olvidable.