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viernes, 28 de septiembre de 2012

El día que la NBA visitó España

 A mediados de los años 50 el baloncesto español había evolucionado desde que el padre Eusebio Millán lo introdujo en España más de 30 años atrás.

 En 1955, en los II Juegos Mediterráneos disputados en Barcelona, la selección española lograba alzarse con el oro por primera vez al vencer a Egipto en la final por 61-55.
 El baloncesto español comenzaba a despegar y nombres como los de Eduardo Kucharski, Joaquin Hernandez o Jordi Bonareu comenzaban a recibir el calificativo de grandes estrellas de nuestro baloncesto.

 Mientras, al otro lado del charco, la liga profesional americana llevaba casi diez años en marcha y los Syracuse Nationals vencían a los Fort Wayne Pistons por 4-3.

 Ese mismo verano, el Departamento de Estado de los Estados Unidos realizó una gira por Europa y norte de África, entre cuyos actos estaba la promoción de su baloncesto profesional. Dicha gira transcurriría por países como Islandia, Austria, Irán, Egipto o Italia y, gracias a los movimientos realizados por el gran Raimundo Saporta, los Nationals (actuales Philadelphia 76ers) jugarían dos partidos en Barcelona y otros dos en Madrid (ciudades que concentraban la práctica totalidad del baloncesto en nuestro país).

 En Mayo de 1956, el equipo de Syracusa, con su estrella Dolph Schayes a la cabeza, aterrizaba en Barcelona tras los encuentros disputados ante la República Checa en Praga y selecciones de las ciudades de Viena, Beirut, Roma, Milán o Stuttgart.

 En España poco se sabía del lejano baloncesto norteamericano, aparte de vagas referencias o de las visitas de los Globetrotters o la participación de un combinado americano compuesto por soldados destinados en la base inglesa de Lakenheath en el primer torneo de navidad del Real Madrid organizado por el propio Saporta.



 Los días previos a los partidos, la delegación americana no dejó de promocionarse con pequeños campus de actividades o con ruedas de prensa para explicar en detalle el sistema de baloncesto americano (las reglas distintas, el drafteo de jugadores universitarios, etc.).
 Incluso se proyectaron unos vídeos del juego de los Nationals para jugadores, equipo técnico y periodistas.

 Un periodista del 'El Mundo Deportivo' escribía: "La película, inútil decirlo, nos supo a poco. En parte, por la brevedad del documental. Y en parte, también, por la misma excelsa calidad de lo que sobre la pantalla se habla proyectado. Admirando a estos fabulosos gigantes nos fué posible comprobar que todo lo mucho y bueno que del «Nats» se nos ha referido queda necesariamente pálido ante la realidad. Es, sin duda, algo para verlo más que para contarlo". Y seguía: "Tras la proyección (bisada
repetidas veces, como si se nos hubiera querido convencer de que todo «aquello» era real) el convencimiento de que el «Syracuse» ha alcanzado, en baloncesto, las inasequibles cotas de la perfección, privaba, con absoluta unanimidad, entre los afortunados asistentes a este avance de la actuación de los sensacionales campeones del mundo".

 Lo que más sorprendía a los españoles era el tremendo ritmo al que se jugaba, la facilidad de anotación y el gran movimiento del banquillo.

 Con todo esto y ante la reciente victoria de los americanos sobre la selección checoslovaca, subcampeona de Europa y gran potencia junto a Rusia y Hungría, por 96-53, todo el mundo se daba por satisfecho si los españoles se entregaban al máximo, el resultado no era mucho más abrumador que el de los checos y podíamos disfrutar al máximo con los 'Nats'.

 Durante toda la gira, los partidos se disputarían con una mezcla de los dos tipos de reglas, esto es: la primera parte constaría de dos cuartos de 12 minutos jugados con balón de plástico; la segunda serían 20 minutos seguidos jugados con balón de cuero.

 Llegó el lunes 14 y los Syracuse Nationals se enfrentaban en el Palacio Municipal de Deportes de Barcelona a una selección catalana liderada por Kucharski y Bonareu.


 Al comienzo del partido, los españoles se permitieron el 'lujo' de dominar a los 'Nats' por 14-12 e incluso llegar al final del primer cuarto empatados a 25. Pero rápidamente los jugadores españoles se dieron cuenta que los americanos no habían estado jugando a su mejor nivel precisamente.

 En el segundo cuarto, los de Syracusa apretaron tanto en defensa como en ataque y al descanso ya vencían por 64-27.

 La gente en la grada enloquecía con el espectáculo de los americanos que acabarían venciendo por 105-65.

 Hay que decir que los jugadores de los Nationals llegaron a la gira con la clara intención de dar espectáculo y mostrar un baloncesto diferente al que aquí se conocía, y nunca de humillar a sus rivales, ganando todos los partidos con marcadores cercanos a los 100 puntos cuando, de haber querido, podían haberse disparado.

 Los elogios en los periódicos no se hicieron esperar: "La actuación del «Syracuse» constituyó algo sencillamente maravilloso. Vimos un equipo sensacional, de increíble capacidad. Unos jugadores que, para definirlos, habría de inventar nuevos adjetivos de encomio. Vimos, en fin, el mejor baloncesto del mundo. Ese baloncesto que solo puede producir Norteamérica".

 José Luis Martinez, integrante de la selección catalana, recordaba: "Con ellos jugaba unpelirrojo, Kerr, que medía 2.15, que dominó como quiso los rebotes. Tenían también un base, King, éste de baja estatura, pero de una técnica individual sensacional. Todos, en fin, blancos en su mayoría, eran jugadores de fantástica calidad. El entrenador americano fue haciendo relevos en todo el encuentro, lo que para nosotros, que, con un cinco fijo, no se hacían cambios más que en casos de extremada necesidad,fue todo un descubrimiento".

 Por parte española, destacó la dirección de Kucharski y la anotación de Alfonso Martinez con 17 puntos. Sin embargo, la estrella del equipo, Bonareu, apenas pudo brillar por la falta de entreno debido a que estaba cumpliendo el sevicio militar.

 Bonareu es uno de los mejores tiradores de toda la historia del baloncesto español, con un porcentaje de acierto del 90% en las competiciones nacionales y un anotador compulsivo. Ante su mala actuación, apostó que en el próximo partido anotaría al menos 25 puntos al equipo americano.

 Al día siguiente, los 'Nats' volvían a jugar, esta vez ante un combinado nacional, compuesto por los mismos jugadores que el combinado catalán, con las incorporaciones de Díaz Miguel y Joaquin Hernández.

  Los jugadores de Syracusa volvieron a desplegar su espectacular juego y su facilidad anotadora (según las crónicas, Kerr anotó dos ganchos 'de auténtica antología'). Al descanso vencían 28-51.

 Sin embargo, una gran segunda parte de los españoles, liderados por Bonareu, que ganaría la apuesta al anotar 28 puntos, dejaba el marcador final en 95-65, lo que quería decir que el parcial de la segunda parte era de 37-44. Sólo siete puntos abajo, lo que se tomo por una gran victoria en el bando español.

 Al finalizar el partido, ante el gran éxito y con el pabellón a reventar, por megafonía se anunciaba un nuevo encuentro en Barcelona, que en principio no estaba previsto, tras la gira por Madrid, lo que causó un tremendo júbilo entre la afición.

 Los Syracuse Nationals se desplazaron hasta la capital, donde el jueves jugaban contra una selección de Castilla.

 Antes del partido los espectadores del Frontón Fiesta Alegre (no confundor con Vistalegre) pudieron disfrutar de una victoria por 121-28 de los juveniles del Real Madrid entrenados por Pedro Ferrandiz.

 Una buena actuación de Schayes y King lideró la victoria visitante por 61-86. Esta vez los americanos no se emplearon muy a fondo y en la segunda parte de nuevo, y debido también al cambio al balón europeo, el partido estuvo relativamente igualado, ya que al descanso el resultado era de 29-48.
 Entre los castellanos destacó su mejor jugador, Joaquin Hernández, quien todo el mundo coincidía en que este partido le iba a venir muy bien ya que era como una esponja para el baloncesto, 'capaz de asimilar todo lo bueno que ve'.

 Esa misma noche, y siguiendo con los actos de la gira, los jugadores americanos dieron unas clases prácticas a chavales en el Colegio Ateneo y los embajadores americanos en España (Mr. Lodge y señora) ofrecieron una recepción para jugadores y técnicos americanos y españoles.

 Al día siguiente un nuevo enfrentamiento, esta vez ante un combinado español. Pero esta vez decidieron introducir variantes para mejorar el espectaculo. Con el fin de que lo jugadores americanos pudiesen esforzarse a tope y así mejorar el espectáculo, decidieron jugar con un handicap de 40 puntos, sumando 20 puntos al marcador español al comienzo de cada periodo.

 Esta vez, los americanos no tenían porqué contenerse, y se emplearon a fondo desde el principio, tanto en ataque como en defensa. Sin embargo, las nuevas reglas, unidas a una genial actuación de Hernandez en el primer cuarto, hicieron que el partido se mantuviese bastante igualado.

 El jugador español estuvo a la altura de sus adversarios controlando el juego y moviendo a sus compañeros, que, por desgracia, no estaban a su mismo nivel y las diferencias se fueron reduciendo. Al final del primer cuarto la ventaja ya era sólo de cinco puntos (36-31) y, tras el empate a 41, los 'Nats' tomaron ventaja. Al descanso el marcador era 41-51, lo que quería decir que, a pesar de la impresión que tenía todo el mundo de que se estaba jugando un gran encuentro, la diferencia real al descanso era de 30 puntos.

 Al comenzar la segunda parte y tras sumar los pertinentes 20 puntos, ahora España ganaba 61-51, pero tras un gran comienzo que obligó incluso a pedir un tiempo muerto al entrenador visitante (algo casi impensable), el cansancio de Hernández comenzó a notarse y los Nationals se escaparon definitivamente hasta el 91-100 final, que correspondía a un 51-100 real.

 Al día siguiente, el diario 'ABC' titulaba: "Los jugadores del Syracuse ofrecieron anoche la más perfecta exhibición de baloncesto que en Madrid se ha presenciado".

 Aun quedaba un partido por disfrutar. De vuelta en Barcelona y de nuevo contra una selección catalana, pero esta vez con la nueva modificación de los 40 puntos de ventaja.

 De nuevo esto hizo que los Nationals se empleasen a fondo para regocijo de la grada y, a los 3 minutos del segundo cuarto, ya habían neutralizado la ventaja inicial de 20-0. Cuando la pistola (sí, la pistola) señaló el descanso, el marcador ya era de 48-61.

 En la reanudación se sumaron los 20 puntos a los locales, poniendo el 68-61, que sólo tardarían 6 minutos en neutralizar (74-75).
 En su último partido en España los Nationals estaban forzando su juego más que nunca ante una grada que se debatía entre la fascinación y la incredulidad.

 El encuentro se cerró con un 98-111 (que en realidad era un 58-111). Schayes acabó con 21 puntos y 14 rebotes como el jugador más destacado.

 La actuación de los americanos fue inolvidable, dando una lección de cómo jugar al baloncesto. Al terminar el encuentro, el Palacio de los Deportes les dedicó una atronadora y prolongada ovación con la que quisieron demostrar a estos fenomenales jugadores la simpatía y admiración que con sus inolvidables exhibiciones se habían granjeado.

lunes, 2 de julio de 2012

El día del escándalo de Atenas y la venganza de Stombergas

 Desde 1957, la máxima competición a nivel de clubes en Europa fue la Copa de Europa. Sin embargo, en el año 2000, esto iba a cambiar completamente.

 Los grandes clubes del continente, liderados por españoles, italianos y griegos, se agruparon en la Unión de Ligas Europeas de Baloncesto (ULEB) y se escindieron de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA), buscando crear una competición que les proporcionase unos mayores beneficios económicos.

 Ante la falta de acuerdo entre FIBA y ULEB, la antigua Copa de Europa desapareció y en su lugar nacieron dos competiciones paralelas: la sucesora oficial, Supraliga, con los equipos israelíes, rusos y de Europa del Este; y la escindida y nueva Euroliga, con los españoles, italianos, franceses y griegos (a excepción del Panathinaikos).

 Dos equipos dominaron la competición en la recién nacida Euroliga: la Kinder de Bolonia de Ginobili, y el TAU Cerámica de Vitoria, que había reunido una plantilla increíble con gente como Luis Scola, Elmer Bennett, Víctor Alexander, Fabrizio Oberto o Saulius Stombergas.

 Casualmente los dos equipos coincidieron en la fase de grupos, pasando los italianos como primeros y los vitorianos como terceros, con el AEK de Atenas colándose como segundos de grupo.

 No fue una fase de grupos brillante del equipo español, acabando con 6 victorias y 4 derrotas. Sin embargo, cuando llegó la fase del K.O. comenzaron a desplegar todo su potencial, plantándose en semifinales sin perder un solo partido.
 Con eliminatorias al mejor de tres encuentros, se deshicieron con facilidad de Peristeri en octavos y del poderoso Olympiacos en cuartos.

 En semifinales les esperaba el AEK de Atenas, con quien ya se había enfrentado en la fase de grupos con un balance de una victoria para equipo. Por tanto, se preveía una eliminatoria igualada.


  El primer partido se celebró en el pabellón OAKA de Atenas y comenzó muy favorable para los locales que, poco antes del descanso, se situaban 9 puntos arriba.
 Pero en la segunda parte los vitorianos reaccionaron y, jugando con dos bases (Bennett y Corchiani), consiguieron igualar el partido hasta llegar empatados a 65 a la última jugada. Corchiani intentó un triple para ganar, pero falló y el partido se fue a la prórroga.

 En el tiempo extra el partido continuó apretado y, a falta de 40 segundos, con un triple del propio Corchiani, el TAU se ponía por delante 72-74. Un tiro libre de Dikoudis para los locales ponía el 73-74. Entonces llegó la jugada final.

 El AEK sube el balón, Kakiouzis lanza desde la bombilla a 3 segundos del final y falla. Cogen el rebote de ataque, salen al triple y lanza Betts casi sobre la bocina y también falla. El balón le cae a Dikoudis con el tiempo ya cumplido pero lanza y anota después de casi tres segundos de la finalización... y el arbitro da la canasta por válida!!!!

 En una decisión completamente ilógica, el colegiado croata Danko Radic, incluso tras acudir a la mesa de anotadores por las protestas del TAU, da por válida la canasta, concediendo así la victoria al equipo local por 75-74 y el primer punto de la eliminatoria.

 Tras la decisión, una batalla campal se montó en torno al comisario del encuentro. La gente comenzó a saltar a la pista y a lanzar objetos. Los jugadores griegos comenzaron a empujar a los españoles e incluso Sergi Vidal fue amenazado con una silla. Por desgracia, algo a lo que estamos acostumbrados que ocurra en las canchas griegas. El arbitro Radic acusó a Elmer Bennett de haberle golpeado. Los jugadores del TAU tuvieron que irse corriendo al vestuario.

 Los vitorianos firmaron el acta bajo protesta y presentaron una queja formal ante la ULEB.

 Tras el partido, Dusko Ivanovic declaró que se trataba de "el mayor escándalo de la historia del baloncesto. Todos han visto quién es el ganador. Después del partido he felicitado a mis jugadores porque ellos han sido los ganadores. El partido lo ha ganado el Tau, no el AEK. Nos han robado el partido y nos han quitado la
oportunidad de anotarnos un triunfo muy importante y dar un salto hacia la final".

 El presidente Querejeta ponía en duda a la nueva competición: "Esperemos que la impugnación ponga las cosas en su sitio y el vencedor sea el que de verdad ha sido. En caso de no prosperar, nos haría dudar de mucho de la Euroliga. Trabajábamos por una competición en la que uno de los objetivos era que esto no ocurriera".

 Así, a la espera de la resolución del juez portugués Xose Manuel Meirim, se jugó el segundo partido de la serie, con la victoria del TAU en el OAKA por 67-70.

 Tras el partido, se dio a conocer la resolución. El partido se repetiría en Atenas.
 La decisión no gustó a ninguna de las dos partes. Los vitorianos tachaban la decisión de chapucera y alegaba que debería jugarse a puerta cerrada. Los griegos pedían la expulsión del TAU por antideportivos, al haber llamado su presidente 'sinvergüenza' al arbitro.

 El día 4 de abril los dos equipos se dieron cita por tercera vez en el OAKA. Pero esta vez había alguien decidido a que las cosas no sucediesen del mismo modo. Saulius Stombergas estaba enchufado.

 El partido comenzó bien para el TAU. A pesar de que Oberto se iba al banco con dos faltas a los 4 minutos, los vitorianos conseguían dejar al AEK sin anotar durante los primeros 6 minutos. Y mientras, Stombergas comenzaba su particular show anotando su primera canasta. Un triple.

  Los griegos sólo conseguían anotar a base de tiros libres, y dos nuevas canastas de Stombergas, una de ellas otro triple, colocaban un parcial de 4-15 para abrir el partido. Betts anotaba la primera canasta en juego del AEK y el lituano respondía con su tercer triple.
 Kutluay tenía que abandonar el partido por una lesión en el tobillo y la ventaja se ampliaba hasta un 8-21 a 30 segundos del final del primer cuarto. Sin embargo, un mal final de cuarto del TAU y una técnica de Ivanovic dejaban un 14-23 al final del mismo.

 Stombergas había anotado únicamente 6 puntos en los dos primeros partidos y ya llevaba 12 puntos esa noche.



 En el segundo cuarto, el equipo local salió con la intención de recortar distancias, pero en cuanto recortaban hasta el 18-25, Stombergas los castigaba con un nuevo triple. Y anotaba dos más en los siguientes tres minutos para liderar un parcial de 8-17.
 Al descanso el marcador señalaba un 34-46 y Stombergas contaba ya 21 puntos y 6 triples sin fallo.

 En la reanudación, hasta dos veces consiguió el AEK acercarse en el marcador (42-49 y 52-57 en el min.27), pero sendos triples del lituano del TAU enfriaban a los griegos.

 Al finalizar el tercer cuarto Stombergas tocaba el cielo con 9 triples sin fallo y 39 puntos anotados. El marcador era de 55-69.

 En el último cuarto, Saulius cedió el protagonismo a un Alexander que, con 18 puntos y 13 rebotes al final del partido, y Elmer Bennett con 13 asistencias, controlaron el último cuarto dejando al AEK sin anotar durante los primeros 5 minutos y acabando el partido con un parcial de 2-12.

 El TAU se llevaba el segundo punto de la serie con una victoria por 25 puntos (65-90) y se colocaba 2-0.

 Stombergas acababa con 39 puntos, con 9 de 9 en triples y 4 de 4 en tiros de 2, fallando únicamente uno de sus 5 tiros libres y personificando una dulce venganza tras una de las situaciones más injustas que se recuerdan en el baloncesto europeo.

 El AEK de Atenas al firmar el acta puso una queja para que se repitiese el partido, alegando que se había jugado con árbitros diferentes a los del primer partido, y que debería repetirse calcando todos los aspectos del primer partido. La demanda no prosperó.

 El TAU vencería el tercer partido en Vitoria, acabando la serie con un 3-0 y plantándose invictos en la final de la Euroliga, donde forzarían el quinto y definitivo partido, en el que perderían ante la Kinder de Ginobili, Jaric, Rigaudeau, Abbio, etc.


lunes, 17 de octubre de 2011

El día que Herreros anotó su última canasta

 La final de la temporada 2004-2005 de la liga ACB se recuerda por ser la última hasta el momento en que se llegó al quinto partido, por la calidad de este último partido, pero, sobretodo, por ser la final que se resolvió con la última canasta anotada en la carrera de uno de los más grandes de la historia del basket español: Alberto Herreros.

 Por un lado el TAU Cerámica. Campeón de la liga regular, subcampeón de la Euroliga un mes antes y con gente como José Manuel Calderón, integrante del quinteto ideal de la temporada y que ese verano empezaría su aventura NBA; Luis Scola, MVP de la liga regular; o Arvydas Macijauskas, máximo anotador en los Play-offs y estrella de la Lituania campeona del Eurobasket dos años antes.
 Los de Vitoria habían eliminado al Gran Canaria y al Unicaja, campeón de la Copa del Rey, para plantarse en la final.

 Por otro lado el Real Madrid. Segundo en la liga regular, subcampeón de Copa y con dos anotadores de primer nivel: Louis Bullock y Justin Hamilton. 
 Juventut y Estudiantes fueron sus víctimas en Play-offs.

 Comenzaron las finales y el TAU partía como favorito. Sin embargo, en el primer partido, el Real Madrid dio la sorpresa ganando en Vitoria 82-84 con Bullock anotando 14 puntos en el último cuarto para remontar una desventaja de 11 puntos.
 El equipo baskonista reaccionó, venciendo los dos siguientes partidos, con victoria por un solo punto fuera de casa en el tercer partido. Sin embargo el Madrid se llevó el cuarto partido, forzando así el quinto y definitivo partido en Vitoria.


 El Madrid salió a pista con Sonko, Bullock, Hamilton, Felipe Reyes y Hervelle. El TAU con Calderón, Macijauskas, Hansen, Scola y Kornel David.

 El partido empezó marcado por las faltas personales de los jugadores interiores vitorianos. Scola y David tuvieron que irse al banquillo en los primeros minutos con dos personales cada uno, incluida una técnica al primero.
 El Real Madrid aprovechó la situación para endosar un parcial de 0-11 y situarse con un marcador de 4-12 mediado el primer cuarto.

 El segundo cuarto comenzó con un 15-23 en el marcador y dominio visitante. Pero la vuelta de Scola a la pista y, sobretodo, el acierto de Macijauskas, hacen que la historia empiece a cambiar.
 El TAU comienza a acercarse en el marcador y un triple y una canasta tras robo del lituano ponen a su equipo a 1 a falta de 5:40 para el descanso, lo que obliga a Maljkovic a pedir tiempo muerto y meter de nuevo a Bullock. El jugador americano se había ido al banquillo con su equipo ganando de 10 y volvía dispuesto a asumir toda la responsabilidad en ataque anotando un triple que calmaba la situación.
 Pero Macijauskas estaba caliente y, con un triple, ponía a su equipo por delante 33-32. El jugador lituano llevaba ya 19 puntos y 8 de los 10 últimos puntos de su equipo.

 Bullock y Macijauskas lideraban claramente a sus equipos en ataque, pero ambos cometían la tercera falta personal y se tenían que sentar en el banquillo.
 Con la aparición de Hamilton, el Madrid consigue irse al descanso con una ligera ventaja de 2 puntos (39-41).


 Con 'Mache' en el banquillo, Maljkovic intensificó la defensa sobre Scola, cegando al equipo vitoriano en ataque, que tardaría más de tres minutos en anotar su primera canasta en este cuarto, y forzando un parcial de 0-7 para el equipo blanco.

 A falta de 4:50 para el final del tercer cuarto y con 42-50, Macijauskas comete su 4ª personal. El TAU juega con dos bases, Calderón y Prigioni, pero el partido ha tomado un claro color blanco y el Real Madrid consigue la máxima ventaja del partido, 11 arriba a falta de 3 minutos de cuarto (42-53).

 El Baskonia no carece de recursos y es entonces cuando aparece Travis Hansen y se hace dueño del partido, disminuyendo la diferencia a un 51-56 al final del cuarto.

 Al comenzar el cuarto Bullock comete su cuarta falta, pero Maljkovic decide que siga en el campo.
 Por su parte Hansen aun no había acabado su momento y con un triple empata el partido y con otro pone a su equipo por delante y obliga al Madrid a pedir tiempo muerto. El jugador baskonista ha anotado los últimos 8 puntos del partido.

 El ambiente en el pabellón se vuelve ensordecedor y Macijauskas, que ha vuelto a pista, se une a la fiesta con un triple que completa un parcial de 11-0 y, tras 5 minutos de juego, el Madrid aun no ha conseguido anotar en el último cuarto.
 Hamilton consigue anotar la primera canasta blanca del cuarto a 4:50 para el final, poniendo a su equipo a cuatro puntos (62-58).

 A falta de 2:45 ocurre un hecho crucial. Louis Bullock comete su 5ª falta personal y queda eliminado. En su lugar entra el veterano Alberto Herreros por primera vez en el partido.

 El TAU no deja de ampliar su ventaja. El propio Herreros comete falta antideportiva y Macijauskas mete los dos tiros libres y otro más posterior de Scola ponen el marcador en 69-61 a falta de 50 segundos. El equipo vitoriano tiene todo de cara y en su mano el convertirse en campeón de la liga 2005.

 Pero entonces comenzó el minuto final más recordado en la historia de la ACB.


 El Real Madrid necesitaba anotar rápido y Gelabale consigue un triple que pone a su equipo a 5 a falta de 38 segundos por jugarse.
 En el siguiente ataque Scola falla un tiro debajo del aro con Calderón quejándose de porqué se ha tirado tan rápido (tan solo 8 segundos de ataque). En la contra Hamilton anota en penetración. El Madrid a 3 a falta de 20 segundos. Comienza a haber tensión en el equipo de Ivanovic.

 El Real Madrid presiona muy arriba sin hacer falta y fuerza a Prigioni a tirarla fuera en un pase a Macijauskas, a pesar de que este incluso se lanza al suelo para evitarlo.
 El TAU prefiere hacer falta. Sonko falla el primer tiro y mete el segundo. 69-67 a falta de 14 segundos y saque de fondo.
 La gran presión del Madrid continúa y Splitter, el jugador más joven del equipo, con solo 20 años, es el encargado de sacar de fondo. Se mueve por la linea sin encontrar a nadie a quien pasar. Saca... y el balón se va directamente fuera. Nadie consiguió coger el balón y ahora el Madrid disponía de 14 segundos y saque desde el fondo para empatar y enviar el partido a la prorroga o anotar un triple y ganar el partido y el campeonato.

 Dicen que los grandes jugadores aparecen en los momentos importantes, incluso aunque sea su último partido como profesional y lleve solo 2 minutos en el campo.
 Así, Sonko saca de fondo. El balón llega a Hamilton. Este comienza la penetración y se la deja en la esquina a Herreros. Y éste, con la sangre fría y la calidad que le caracterizó a lo largo de toda su carrera, ante la defensa de Macijauskas, anoto el triple definitivo a falta de 6 segundos para el final.
 Calderón tuvo una última opción pero no llegó ni a tirar, con un tapón de Fotsis.

 El TAU había tirado un partido que tenía ganado y Alberto Herreros lo había logrado. Había logrado el triple, el partido, el campeonato, y un broche final de auténtico lujo a su carrera. El final soñado a una por cualquier jugador.

 Herreros se despedía de la liga como el máximo anotador de su historia con 9.759 puntos, máximo triplista con 1.233, segundo en minutos jugados, cuarto en partidos jugados y noveno en recuperaciones.
 2 ligas ACB, una Copa del Rey, una Copa de Europa, 2 medallas de plata en Eurobasket y máximo anotador del mundial '98 y del europeo '99.


domingo, 18 de septiembre de 2011

El día que el Real Madrid anotó en su propia canasta

 Los comienzos de la Copa de Europa de baloncesto estuvieron marcados por una aplastante superioridad de los países del este, especialmente los de la Unión Soviética.
 En sus tres primeras ediciones, el titulo se fue a las vitrinas del ASK Riga, dos de ellas contra los búlgaros del Akademik y otra contra el Dinamo Tbilisi. En la cuarta, el equipo letón perdió en la final contra el CSKA de Moscú.

 En la temporada 1961-62, la tónica de la competición amenazaba con ser la misma. Tan solo dos equipos occidentales intentaban meter la cabeza entre la élite. Eran el Real Madrid y el Ignis Varese italiano, y el destino quiso que se enfrentasen en cuartos de final de la competición.

 Por entonces, las eliminatorias se jugaban a doble partido, y el sorteo había decidido que el primer partido se jugase en Italia.
 Se ofreció al equipo italiano la posibilidad de jugar en el Palacio de Deportes de Milán, gran pabellón con capacidad para 6.000 espectadores. Pero el comendatore Borghi, dueño del equipo y de la factoría Ignis, declinó la invitación. Su idea era crear una caldera de la que el equipo madridista no pudiesen salir.
 El partido se jugó el 18 de Enero en la pequeña ciudad de Varese, en una pequeña pista de cemento de apenas 24x13 metros, con poca iluminación y donde el público, unas 2.000 personas, llegaban a pisar las líneas de la pista.
 Cantos de tifossi, mucho ruido y bengalas. Todo estaba ya preparado.




 El Real Madrid, entrenado por Pedro Ferrándiz, contaba con jugadores como Emiliano Rodríguez, Lolo Sáinz o su gran estrella, Wayne Hightower, quien prefirió al equipo blanco en lugar de los Harlem Globetrotters durante el año que tuvo que esperar para poder jugar en la NBA.

 A pesar del ambiente, el Madrid no se dejó impresionar y mandó en el marcador desde el comienzo del partido. Las diferencias siempre rondaron los 10 puntos, yéndose al descanso con un 36-44 a su favor.

 Pero en la segunda parte la cosa cambió y, si bien el equipo blanco no se dejaba influir por el ambiente infernal, otra cosa bien distinta era el árbitro francés, De Redevilher, quien comenzaba a perder aplomo ante la presión de la hinchada varesina, anulando hasta 6 canastas del Real Madrid en este segundo tiempo.


 El Ignis comenzó a recortar distancias y el Madrid fue perdiendo fuelle muy castigado por las faltas personales y, sobretodo, por la lesión de su mejor jugador, Hightower, a manos del italiano Gavagnini.
 A pesar de todo, a dos minutos para el final, el Real Madrid conseguía mantener la ventaja de 10 puntos (68-78), pero perdía por 5 faltas a Sevillano y Morrison y tenía con 4 a Emiliano, Lluis Cortés y Lolo Sáinz.


 A falta de 27 segundos los italianos se habían puesto a solo 5 puntos (75-80). Entonces el húngaro Toth lograba dos canastas y un tiro libre para igualar el partido a 2 segundos para el final.
 Entonces Pedro Ferrándiz pidió tiempo muerto.




 Los italianos estaban exultantes ya que estaban a punto de forzar una prorroga en un partido que tenían prácticamente perdido. Además, el Madrid estaba muy cargado de personales y, previsiblemente, no solo se llevarían el partido, si no que podrían sacar una renta suficiente para poder llevarse la eliminatoria en el partido de vuelta.


 Ante esto, Ferrandiz consideró las opciones. Según manifestó más tarde, la opción de jugar la prorroga no era viable por lo antes mencionado. Si le daban el balón al contrario como si se hubiesen equivocado, a lo mejor no podían o no querían meter canasta. Había que hallar un método infalible y el creía tenerlo.


 El Madrid sacó de fondo. Todo el equipo italiano bajó a defender dispuesto para la prórroga. Alocén recibió el balón... y anotó en su propia canasta.
 Así el equipo blanco iría al partido de vuelta en su casa teniendo que superar una renta mínima de 2 puntos.


 Uno de los árbitros dudó en señalar una técnica, pero finalmente no lo hizo ya que el público se volvió loco pensando que Alocén se había equivocado. Mientras, los jugadores madridistas salían corriendo hacia el vestuario.
 Cuando corrió la voz de lo que había pasado en realidad, el publico entró en cólera, volviéndose más irascible incluso que durante el partido.


 El Ignis reclamo ante la FIBA, pero de nada valió por más que la razón moral estuviese de su parte. El Real Madrid no había vulnerado ninguna norma del reglamento, así que el resultado se tuvo que dar por bueno.


 A partir de aquel partido, la FIBA modificaría el reglamento. Desde ese momento, “la autocanasta anotada en los últimos instantes de un partido que evite un empate como resultado final, comportará la inmediata descalificación del equipo al que pertenezca el jugador autor de la autocanasta”. Además, se multaría al equipo con 1.000 marcos de multa y la exclusión de participar en competiciones europeas.


 Antes de esta reunión, ya se había diputado el partido de vuelta. El Madrid ganaría cómodamente aquel partido por 83-62, remontando fácilmente la eliminatoria.


 El Real Madrid acabaría llegando a la final aquel año, convirtiéndose en el primer equipo de Europa Occidental en hacerlo.
 Perdería aquella final contra el Dinamo Tblisi por 90-83 en Ginebra.



martes, 6 de septiembre de 2011

El día que se enfrentaron Petrovic y Schmidt

 Cuando dos de los mejores jugadores de la historia se enfrentan en una final, siempre es sinónimo de espectáculo, aunque ésta se dipute lejos de las canchas de la NBA.
 El 14 de marzo de 1989 el Real Madrid y el Snaidero Caserta se enfrentaron en la final de la Recopa, futura Copa Saporta, en el pabellón de "la Paz y la Amistad" de Atenas, y tanto el yugoslavo como el brasileño, nos regalaron un partido para la historia.

 El Real Madrid, entrenado por Lolo Sainz, llegaba a la final como favorito. Había eliminado en semifinal a la Zibona de Zagreb y había vencido al Snaidero en los dos partidos de la fase de grupos (109-92 en Madrid y 94-95 en Caserta). Además, tenía al ex-NBA, Fernando Martín y, sobretodo, al mejor jugador de Europa, Drazen Petrovic, el genio de Sibenik, que un año antes había conseguido la segunda mejor marca anotadora en una final de la Copa Korac con 47 puntos.

 Enfrente, el Snaidero Caserta, liderado por Oscar Schmidt Becerra, futuro máximo anotador de la historia del baloncesto y que, aunque llegaba ya con 31 años a ésta final, lideraba la Lega italiana en anotación con más de 36 puntos por partido.
 A su lado, un gran jugador como Ferdinando Gentile, y el primer jugador europeo sin formación en EE.UU. en jugar en la NBA, Giogi Glouchkov.
 El Snaidero tenía un gran quinteto que completaba con Esposito y Dell'Agnello, pero carecía completamente de banquillo. A pesar de todo, su entrenador, Marceletti había conseguido conjuntar un equipo muy competitivo.





 El Madrid empezó con 'Chechu' Biriukov, Petrovic, Johnny Rogers y los hermanos Martín, y el Snaidero con su quinteto habitual.
 El partido empezó con un ritmo anotador altísimo, sobretodo por parte del Real Madrid. Tres canastas seguidas de Rogers pusieron al Madrid 6 puntos arriba a los 3 minutos. Las canastas se continuaron en los dos equipos, con Schmidt y Gentile anotando para los italianos y Rogers, con una primera parte increible (6 de 6 en tiro) y Biriukov, con tres triples sin fallo, para el equipo blanco. El Madrid consuiguió ponerse 9 puntos arriba.

 El equipo de Caserta comenzó a imponer el ritmo lento que les gusta a los italianos, con una impecable dirección de Gentile y el liderazgo de Schmitd, y consiguieron ir acercándose en el marcador. El brasileño fue cargando de faltas a su defensor, Rogers, hasta que Lolo Sainz decidió cambiarlo por Cargoll, mejor defensor que el americano. Pero en la primera jugada tras el cambio, Cargoll tampoco pudo evitar hacer falta a Schmidt, que, con esos dos tiros libres, sumaba ya 17 puntos y ponía un punto por delante a su equipo (33-34) a falta de 10 minutos para el final de la primera parte.

 Petrovic, bien defendido por Gentile, a pesar de llevar 7 puntos, no estaba excesivamente fino en ataque, y se estaba dedicando más a dirigir y asistir. Pero tras varios ataques en los que el Madrid estuvo jugando con balones interiores a Fernando Martín, decidió que había llegado su momento.
 A falta de 5 minutos y con el marcador 39-38, el de Sibenik sacó todo su repertorio y anotó los siguientes 15 puntos de su equipo, incluyendo tres increibles triples consecutivos.
 El Snaidero durante este recital, consiguió que la diferencia no subiera de 7 puntos con un increíble triple desde 7 metros de Gentile, y Schmidt, que seguía sacando tiros libres a su par.
 En los últimos segundos de la primera parte, Oscar le sacó la tercera falta tambien a Cargoll y, tras meter los tiros libres y ponerle un tapón al propio Cargoll, el partido se fue al descanso con una diferencia de solo 3 puntos para el Real Madrid (60-57).

 El Madrid llevaba un increíble 71% en tiros de campo, conseguido sobretodo por las grandes rachas de Rogers y Biriukov (12 puntos cada uno), pero el Snaidero Caserta se mantenía en el partido gracias a la gran superioridad en el rebote (hasta 11 rebotes ofensivos al descanso) y la pareja Gentile (15 puntos) y Schmidt.

 Petrovic ya sumaba 26 puntos y Oscar Schmidt 25.




 El partido continuó igualado tras la reanudación, pero tras el 64-64, un triple y dos canastas de Petrovic, que ya llevaba 33, y un 2+1 y un triple de Biriukov, pusieron al Madrid 75-68 y obligaron al entrenador italiano a pedir tiempo muerto.
 Lolo Sainz aprovechó para sacar a la pista por primera vez a Fernando Romay por Antonio Martín, para intentar igualar el rebote. Y le salió muy bien. El madrid intensificó la defensa y, tras varios tapones del pivot y Petrovic y Biriukov, que seguían a lo suyo, la diferencia se fue hasta los 15 puntos (85-73) y con pinta ya de definitiva.
 Los problemas de faltas empezaron en el equipo italiano. Gentile y Esposito tenían ya cuatro faltas y Petrovic consigue sacar la tercera a Dell'Agnello y a Schmidt. El brasileño, tras dos intentos de triple fallados, se va a descansar al banquillo por primera vez.

 Un triple de Petrovic (42 ya) con Gentile encima, pone el 91-83.
 En ese momento Marceletti saca otra vez a Schmidt y pone una zona 1-3-1 que atascaría el ataque del Madrid. Dos tiros libres del brasileño y un triple a falta de 5 minutos pusieron el partido igualado de nuevo (91-89), aunque este fue respondido inmediatamente con otro de Petrovic que devolvía la ventaja a los 5 puntos.

 Faltaban 3 espectaculares minutos y el resultado era 96-94. Dos tiros libres de Petrovic fueron contestados inmediatamente por un triple de Schmitd saliendo de un bloqueo (98-97).
 Con una canasta de Rogers a punto de acabar la posesión y dos tiros libres de Dell'Agnello se entró en el último minuto.
 Dos tiros libres de Petrovic que ponían el 102-99 y la cuarta personal de Schmidt ponían muy de cara el partido para el equipo madrileño. Pero aun quedaba la réplica del brasileño.

 Oscar recibió en la misma posición que había marcado el último triple y Rogers tuvo que realizar la quinta falta para evitar el triple. Pero de poco valió, ya que, en la siguiente jugada, y a falta de 18 segundos, recibió exactamente en el mismo lugar, con Cargoll encima, consiguió hacerse el hueco justo para anotar el triple que empataba el partido.

 Petrovic tuvo una última opción de ganar el partido, pero perdió el balón. En el contragolpe del Snaidero, Biriukov cometió falta sobre Gentile, pero los arbitros consideraron que había sido fuera de tiempo. El partido se iba a la prorroga.

 Con ese triple, Schmidt se había ido a 42 puntos, mientras que Petrovic estaba en 51.




 Esa pérdida de balón, hacía temer por la confianza de Petrovic, pero en la primera jugada de la prorroga se encargo de demostrar lo contrario con un triple.
 Había muchos nervios. Los ataques eran trabados. Glouchkov y Jose Luis Llorente fallaban tiros libres. Y los errores se pagaban caro. Schmidt falló un triple y en la contra Petrovic consigue canasta por tapón ilegal. Petrovic falla un triple y en la contra Schmidt recibe falta al penetrar.

 Las estrellas de los dos equipos estaban exhaustas y toco dar un paso adelante a los secundarios de lujo.
 Fernado Martín, que no estaba haciendo un gran partido, metió dos canastas seguidas que pusieron el 111-105, y en un ataque rapidísimo, Gentile metió un triple desde 7 metros.
 El entrenador italiano decide no hacer falta y Petrovic se aprovecha anotando contra tabla.
 En otro ataque rápido, Gentile consigue otro triple desde más lejos todavía. 113-111.

 Pero la 5ª falta de Schmidt acaba con las esperanzas italianas. Dos últimas canastas de Drazen y otro triple lejano, esta vez fallado por Gentile, terminaron con el partido.

 El Real Madrid ganaba por 117-113 su 10º título europeo.

 Petrovic acabó con 62 puntos y Schmidt con 44. Además de Gentile con 32, Biriukov con 20 y Dell'Agnello con 20.

 Aun hoy sigue siendo uno de los mejores partidos que se puede ver.