martes, 12 de junio de 2012

El día del milagro de Elliott

 Existe una larga lista de jugadores de esos que, si están en el equipo contrario les odias, pero que si están en el tuyo le idolatras. Normalmente son jugadores de club y, a menudo, especialistas defensivos. Uno de los nombres que mejor representa esta definición es el de Sean Elliott, jugador de los San Antonio Spurs en la década de los 90.

 Elliott fue seleccionado en el número 3 del Draft de 1989 por detrás de Pervis Ellison y Danny Ferry (y por delante de gente como Glen Rice -nº4-, Tim Hardaway -nº 14- o Shawn Kemp -nº 17-), desde la Universidad de Arizona.

 Durante sus primeros años en la Liga, fue mejorando progresivamente sus promedios hasta llegar a promediar 20 puntos por partido en la 1995-96. A partir de ese año, fue transformando su juego para ir convirtiéndose en un especialista defensivo, dejando la faceta ofensiva del equipo en manos casi exclusivas de el almirante, David Robinson.

 En 1998, Elliott, con 30 años, fue testigo del momento más importante en la historia del equipo tejano, la llegada de un jovencito llamado Tim Duncan, llamado a cambiar para siempre la historia de la franquicia. A partir de entonces, todo comenzó a cambiar en San Antonio.
 El equipo pasó de ganar únicamente 20 partidos, segundo peor equipo del Oeste, a 56 ese año, con Duncan nombrado rookie del año e incluido en el mejor quinteto de la liga.

 Al año siguiente, de la mano de sus 'torres gemelas', ya eran un equipo completamente ganador. En una temporada, la 1998-99, marcada por el 'lockout', la huelga sindical que redujo la temporada regular a únicamente 50 partidos. Una temporada regular con un nivel más bien bajo (primera temporada desde que se instauró el reloj de posesión en 1954 que ningún equipo promediaba 100 puntos por partido), en la que los Spurs, con 37 victorias (de 50), se alzaron con la primera posición en su Conferencia.

 En los play-offs se deshicieron de los Timberwolves de Kevin Garnett por 3-1 y barrieron a los Lakers de O'Neal y Kobe Bryant por 4-0.

 Pero la final de Conferencia no parecía que fuese a ser tan fácil, contra unos Portland Trail Blazers que habían montado un autentico equipazo con gente como Damon Stoudamire, Rasheed Wallace, Isiah Rider o Arvydas Sabonis entre otros, habiendo eliminado a los Phoenix Suns en primera ronda y a los Jazz de Stockton y Malone en semifinales de Conferencia.

 El primer partido de la final se jugó en el Alamodome de San Antonio, con un marcador muy apretado de principio a fin del partido, pero los 21 puntos, 13 rebotes y 5 tapones de Duncan sirvieron para que el equipo local se llevase el encuentro por un apretado 80-76, a pesar de los 28 puntos de Wallace.

 El 31 de Mayo se celebraba en Estados Unidos el 'Memorial Day' o Día de los Caidos, coincidiendo con el segundo partido de la serie, también en San Antonio.

 Todo hacía ver que sería también un partido muy igualado. Sin embargo, los Blazers tenían otra idea muy distinta.
 El equipo de Portland salió con una marcha más que los locales y, al finalizar el primer cuarto, el marcador señalaba un 20-31.

 El equipo de San Antonio no encontraba el camino en ataque, con una aportación escasa de todo el que no fuese del duo mágico Duncan-Robinson. En el segundo cuarto la ventaja visitante aumento aun más hasta el 34-48 del descanso.

 El partido no tenía buena pinta. La serie se trasladaba al Rose Garden de Portland y un 1-1 podía ser muy perjudicial. Pero la segunda parte no empezó mejor que la primera, llegando la ventaja de los Blazers a su punto más alto comenzando el tercer cuarto con el 34-52 (18 puntos abajo).

 Fue entonces cuando, al fin, entraron en juego los aleros de los Spurs, Sean Elliott y Mario Elie, para ayudar a cambiar la historia del partido.
 Los San Antonio Spurs endosaron entonces un parcial de 8-2 que obligó al entrenador de los Blazers, Mike Dunlevy, a pedir tiempo muerto. Pero de poco sirvió, ya que, tras el parón, un nuevo parcial de 9-0 recortaba la distancia a 3 puntos.

 Los Spurs, a base de triples, la mayoría de Elliot, con la muñeca caliente, habían conseguido entrar en partido.



 El partido se mantuvo más empatado desde entonces aunque los Blazers seguían manteniendo la ventaja en todo momento.

 El partido se iba acabando. Elliott anotaba otro triple y un robo de Robinson  a Wallace permitía a Mario Elie anotar dos tiros libres que ponían el 83-84.

 Quedan pocos segundos. Portland gana de uno y ataca. Damon Stoudamire recibe falta. Tiros libres. 12 segundos para el final. Anota el primero... y falla el segundo. El pequeño base había fallado y dejaba una pequeña oportunidad al equipo tejano.

 Mario Elie saca de banda desde el medio campo, ya que Popovich había pedido tiempo muerto. El pase es para Sean Elliott, quien esa noche tiene la muñeca caliente. Stacey Augmon se lanza hacia el balón e incluso llega a rozarlo, pero el balón le llega a Elliott que, haciendo equilibrios para no pisar la linea de banda, consigue girarse y lanzar apoyado sólo sobre las puntas de los pies para no pisar la linea y, con Rasheed Wallace punteando el tiro, consigue anotar el triple que pone a San Antonio por delante por primera vez en todo el partido a falta de unos pocos segundos.

 Los Blazers tendrían un último ataque q no conseguirían materializar.
 Sean Elliot acababa el partido con 22 puntos y un increíble 6 de 7 en triples.
 Los San Antonio Spurs se ponía 2-0 en la eliminatoria y, con ese triple, asestaban un mazazo moral del que Portland ya no se repondría, perdiendo de 18 y 14 puntos respectivamente el tercer y cuarto partido en casa, para caer barridos en la eliminatoria por 4-0.

 Desde entonces se conoce ese partido como el 'Elliott's Memorial Day Miracle' (el día del milagro de Elliott, en referencia al día de los caídos celebrado el mismo día).

 San Antonio vencería también a los New York Knicks en la gran Final de la NBA por 4-1, haciéndose con el primer título de campeón de su historia, siendo además el único equipo procedente de la ABA que consigue un título y habiendo sufrido únicamente dos derrotas en todo el play-off.

 Pero, un año después, aquel partido ya mítico, cobraba mucha más importancia al conocerse la noticia de que Sean Elliott hacía tiempo que no debía estar jugando por problemas en el riñón y que necesitaba un trasplante.

 El 16 de agosto de ese mismo año, Elliott fue operado, recibiendo un riñón de su hermano Noel.

 El 13 de Marzo del 2000, en un partido entre Atlanta Hawks y San Antonio Spurs, Sean Elliott, con 12 minutos en pista, se convertía en el primer jugador profesional que volvía a jugar tras un trasplante de riñón.

 "Estoy convencido de que con mi acción voy a ayudar a muchas personas que han pasado por el mismo proceso y que han tenido miedo de reanudar una vida normal como la que ahora llevo yo", declaró Elliott. "Me siento mucho más seguro que antes".
 "Lo único que puedo decir es que cuando le vi jugando de nuevo", dijo su entrenador, Gregg Popovich, "me parecía estar viviendo una experiencia surrealista, sencillamente mágica".


 En 2001, Sean Elliott se retiró definitivamente de las canchas. El 6 de Marzo de 2005, los San Antonio Spurs retiraron el número 32 en su honor.



martes, 8 de mayo de 2012

El día que Petrovic perdió una final que ya había ganado

 En 1965 se creó en la extinta Yugoslavia la competición nacional de baloncesto, la 'Prva Liga', conformada por doce equipos que se enfrentaban entre sí en dos vueltas.
 Ningún equipo consiguió dominar la liga en los primeros años, sucediéndose hasta siete campeones durante los años 70, liderados por las distintas estrellas de la selección 'plavi'. El Zadar de Cosic, la Jugoplastika de Jerkov, el Partizan de Kikanovic y Dalipagic, el Estrella Roja de Slavnic, el Bosna de Delibasic...

 En 1982 se introdujo en la liga el sistema de playoff y la Cibona de Zagreb de Cosic se impuso al Partizan de Belgrado de Dalipagic y Slavnic, consiguiendo así su primera 'Prva Liga'.

 Al año siguiente, las grandes estrellas de la liga y la selección emigraron, la mayoría a la liga italiana, menos Delibasic que acabó en el Real Madrid. Pero una nueva generación, liderada por un joven de 18 años, llamado Drazen Petrovic, llegaba empujando fuerte.

 El Sibenka de Sibenik, a pesar de no partir como favoritos (pese a haber llegado a la final de la Korac el año anterior, perdiendo ante el Limoges), se proclamó campeón de la temporada regular, entrenados por Vlado Djurovic y liderados por el propio Petrovic. Pasaron de no llegar al 50% de victorias el año anterior a una marca de 16-6.
 Tras ellos, y a una sola victoria de distancia, Partizan y Bosna empataban en la segunda posición.
 Dusko Ivanovic, del Buducnost, acababa como máximo anotador de la competición con 26'1 ppp.

 El equipo de Sibenik tuvo que sufrir en los playoffs, llegando al último partido tanto en la serie de cuartos de final frente a la Jugoplastika como en semifinales frente al Estrella Roja.


 En la final les esperaba el Bosna de Sarajevo, quienes se habían desecho del Zadar en cuartos y del Partizan en semifinales.
 El Bosna contaba con Svetislav Pesic, en su primer año como entrenador, en el banquillo, y, en la cancha, el mismo bloque que se había proclamado campeón de Europa cuatro años antes, a excepción de Mirza Delibasic.

 En la gran final, cada equipo logró la victoria en el primer partido en su cancha, por lo que todo se decidiría en un partido final en el pabellón Baldekino de Sibenka. Iba a ser la final más recordada y polémica de la historia de la 'Prva Liga'.

 El partido comenzó muy favorable para el equipo de Sarajevo, llegando a ganar hasta por 19 puntos, pero  Petrovic, a pesar de su juventud, no iba a permitir una derrota tan fácil sin luchar.
 Poco a poco, canasta a canasta, Drazen fue reduciendo la diferencia.

 A falta de 1:45 para el final del partido, Petrovic ya llevaba 38 puntos y el Sibenka ya había conseguido ponerse por delante en el marcador (79-78).

 En el siguiente ataque, el Bosna ataca pero pierde el balón, cometiendo falta. Los dos tiros libres dan una ventaja de 81-78 al equipo de Sibenik que parece decidir el partido a falta de poco más de un minuto.
 Pero dos canastas de los de Sarajevo y un fallo en suspensión de Petrovic vuelven a poner al Bosna por delante (81-82) a falta de 25 segundos.

 Nadie dudaba sobre quién se jugaría la última bola. Y así fue. Tras unos segundos moviendo el balón, éste llegó a las manos de Drazen en la parte derecha del ataque del Sibenka.
 Petrovic se elevó... pero falló el lanzamiento. Sin embargo, el Bosna cometió personal a falta de 2 segundos. Aun quedaba una oportunidad.

 El equipo local sacaba de banda. El balón llegó a Petrovic que, tras pivotar se levantó desde 5 metros y volvió a fallar el lanzamiento definitivo.
 Pero cuando los jugadores del Bosna comenzaban a celebrar el título, el árbitro Matijevic señaló una más que dudosa falta de Sabit Hadzic sobre Petrovic. El banquillo del Bosna invadió la cancha protestando acaloradamente y Pesic fue expulsado. Pero la decisión no varió.





 Durante el larguísimo tiempo muerto, el entrenador Djurovic le pidió a Drazen que fallase el segundo tiro y así ir a la prórroga, donde seguramente ganarían con facilidad, pues intuía que se iban a producir problemas. Pero aquello era impensable para Petrovic. Era un ganador y nunca tiraría a fallar.

 El partido se retomó. Drazen fue a la linea de tiros libres y esta vez no falló. Sumó dos puntos para irse a los 40 y dar la victoria y el campeonato a su equipo por 83-82.

 La ciudad de Sibenik lo celebró toda la noche.

 Pero toda la alegría se tornaría tristeza a la mañana siguiente, cuando el mítico periodista yugoslavo, ahora jefe de prensa de la Euroliga, Vladimir Stankovic, llamó a la casa de los Petrovic para comunicarles la noticia: el órgano ejecutivo de la Federación Yugoslava había decidido que, debido al error arbitral, el partido se tenía que repetir una semana después en la ciudad neutral de Novi Sad.

 "Yo no voy a ir a Novi Sad y creo que tampoco el resto del equipo. Somos los campeones y nadie nos quitará el título", fue la inmediata respuesta del jugador.

 Y así fue. Una semana después, en la ciudad de Novi Sad, donde debía disputarse el polémico partido, el equipo croata no apareció. Si lo hizo el equipo bosnio, el cual, tras realizar una rueda de calentamiento y realizar el salto inicial sin rival, fue proclamado campeón de la 'Prva Liga'.

 Años más tarde, Stankovic reflexionaba: "la falta sobre Petrovic no fue tal, pero eso es absolutamente irrelevante; la anulación de oficio de un partido fue un precedente peligrosísimo con consecuencias políticas en un país tan fragil como Yugoslavia, en la que tres años después de la muerte de Tito estaba naciendo el virus del nacionalismo".


 Desde Zagreb se formuló la tesis de que el título fue regalado al Bosna para promocionar la ciudad de Sarajevo, que organizaría los Juegos de Invierno en 1984. 




jueves, 8 de marzo de 2012

El día que Korac anotó 99 puntos

 Estos días hemos leído mucho sobre el 50 aniversario de uno de los grandes momentos en la historia de la NBA, el día que Wilt Chamberlain anotó 100 puntos.
 Es una de las grandes historias de la liga americana y una de las más recordadas.
 Por ello, hoy queremos recordar otra gesta similar y cercana en el tiempo a la de Chamberlain. El día que Korac anotó 99 puntos.

 Si preguntas a los aficionados al baloncesto por Korac, la mayoría citará la desaparecida Copa Korac, pero pocos recordarán la figura de Radivoj Korac, una de las grandes figuras del baloncesto europeo de los 60 y estrella de la selección yugoslava que comenzaba a ascender a la cima del basket mundial.

 "Zucko" (rubio) Korac, llegó al baloncesto casi de casualidad, ya que era un gran saltador de altura que llegó a saltar 1'99 metros. Pero un día de entrenamiento del frío invierno yugoslavo, su entrenador le invitó a entrar en el pabellón y jugar un poco al baloncesto, para resguardarse del frío. Y Zucko comenzó a coger el gusto al baloncesto.

 Con 16 años y cumpliendo servicio militar, Bora Stankovic, entrenador del OKK de Belgrado y uno de los nombres más importantes en la historia del baloncesto yugoslavo, le vio durante una exhibición anotadora, dejando incluso en evidencia a varios jugadores profesionales.
 Ante tal exhibición, Stankovic no dudó en mover cielo y tierra para conseguir que el gobierno dejase a Korac sin realizar el final de su servicio militar e incorporarlo al equipo de Belgrado.

 En su primer partido como profesional, con 17 años, Korac anotó 22 puntos.

 El serbio desarrolló un gran físico que le permitió jugar de ala-pivot, pero su velocidad y su capacidad anotadora le permitía también jugar de alero abierto. Pero lo que realmente destacaban eran su mates, poco frecuentes en la época, que realizaba con gran facilidad a pesar de sus escasos 1'96.
 También era conocido por su gran efectividad lanzando tiros libres "a cuchara".


 Jugó en el OKK de Belgrado durante diez temporadas, siempre con Stankovic de entrenador. Consiguió proclamarse campeón de liga cuatro veces (1958, 60, 63 y 64), campeón de copa dos veces (1960 y 61) y siete veces máximo anotador de la liga (1957, 58, 60, 62, 63, 64 y 65).
 Cuando la liga yugoslava llegó a su fin, Korac figuraba como segundo máximo anotador de la historia de la liga con 5.281 puntos, solo por detrás de Dragan Kikanovic, y en primer lugar en puntos anotados por partido con 31'2.

 Pero su gran momento llegó en la Copa de Europa de la temporada 1964-65.
 Su equipo se enfrentaba en eliminatoria a doble partido con el equipo sueco del Alvik B.B.K.

 En el partido de ida en Estocolmo, el equipo local se impuso claramente, al ganar por una diferencia de 46 puntos, dejando la eliminatoria prácticamente sentenciada. Además, la puntuación combinada de 226 puntos, por aquel entonces suponía un récord en la competición.

 Poca esperanza había para el equipo yugoslavo, pero en el partido de vuelta jugado en Belgrado, apareció Korac para dar la vuelta a la situación.
 Zucko sacó todo su repertorio y realizó un partido de leyenda.
 Al descanso, el equipo serbio ya había anotado 95 puntos. Al final del partido, el OKK había dado la vuelta ampliamente a la eliminatoria ganando por 155-57. Los 155 puntos del equipo de Korac significaban también un récord en posesión del Amberes hasta ese momento.
 Korac se fue hasta los ¡99 puntos! Lo curioso del encuentro es que nadie se dio cuenta del registro de Zucko hasta que acabó el partido, por lo que el jugador estuvo los últimos minutos sentado en el banquillo, quedándose a tan solo un punto de la marca conseguida por Chamberlain unos años antes.


 Con la selección de Yugoslavia jugó 157 partidos, anotando una media de 20'8 puntos por partido y fue uno de los artífices que lograron el ascenso de la selección 'plavi' de una selección marginal a la élite del basket mundial.

 Era parte del equipo que logró la primera medalla de la historia de su selección, con la plata en el europeo de Belgrado del 61. A esta le siguieron un bronce y una plata en los europeos de Polonia '63 y Moscú '65, dos platas en los mundiales de Brasil '63 y Uruguay '67 y, la primera medalla olímpica del baloncesto yugoslavo, en Mexico '68, donde además se proclamó máximo anotador del torneo.

 Antes del Mundobasket de Ljubljana, anunció que una vez concluido el torneo no volvería a vestir la camiseta de la selección. Sin embargo, el 2 de junio de 1969, volviendo de un amistoso de la selección en Sarajevo, fallecía en un accidente de tráfico con 30 años.

 Todo Yugoslavia quedó conmocionada con su muerte. Se decretaron tres días de luto y Korac fue el primer deportista en ser enterrado en el área de personalidades del cementerio de Belgrado. Incluso el New York Post le dedicó unas líneas, denominándolo el Jerry West comunista.

 Pero el mayor homenaje se lo dedicaron sus compañeros de selección cuando, un año más tarde, lograban el primer oro de la historia del baloncesto yugoslavo.

 Dos años más tarde, la FIBA decidió crear un torneo que fuese el equivalente a la Copa de la UEFA del fútbol. Unánimemente, se decidió poner al torneo el nombre de Copa Korac, en homenaje a Zucko.

 En la temporada 2001-2002, debido al distanciamiento entre FIBA y ULEB, la competición dejó de celebrarse. Dos años después, la Federación Yugoslava de Baloncesto decidió renombrar su torneo de copa, que pasó a denominarse Copa Radivoj Korac.

martes, 31 de enero de 2012

El día que USA se negó a recoger su medalla

 Los Juegos Olímpicos de Munich '72 nos dejaron grandes nombres para la historia como el de Mark Spitz, ganador de siete medallas de oro. Tambien momentos tristes, con un atentado a cargo de terroristas palestinos que acabó con once integrantes de la delegación de Israel, entre atletas, dirigentes y entrenadores, muertos.
  Pero sobretodo serán recordados como los Juegos Olímpicos que enfretaron a las dos grandes potencias mundiales, enzarzadas a su vez en la denominada 'Guerra Fría'. Estados Unidos y la URSS. Y un momento por encima de todos. El momento del enfrentamiento directo en la final de baloncesto.

 Desde que el baloncesto se convirtiera en deporte olímpico en 1936 en Berlín, la selección de Estados Unidos se había mantenido imbatida, logrando la victoria en los 63 partidos disputados hasta el momento. Y todo ello contando siempre con jugadores universitarios.

 Contaban con Henry Iba en el banquillo, un entrenador defensivo que ya había dirigido a la selección en las dos olimpiadas anteriores, logrando el oro en ambas. Tambien contaba con un gran equipo, a pesar de la renuncia del mejor jugador universitario del país, Bill Walton.

 Por su parte el equipo de la Unión Soviética dominaba claramente en Europa, pero tenía su asignatura pendiente en los Juegos Olímpicos, habiendo perdido ante su gran rival, los Estados Unidos, en cuatro ocasiones. Pero esta vez llegaban con un gran equipo, con Sergei Belov, conocido como el Jerry West soviético y primer jugador no estadounidense incluido en el 'Hall of Fame'. Además contaban con Alexandre Belov, Kovalenko y Edeshko, y entrenados por Vladimir Kondraskin.
 Era un equipo que había disputado más de 400 partidos juntos, por apenas 12, entre clasificación y exibición de los americanos.

 Ambos equipos, como se esperaba, llegaron a la final del torneo sin perder un solo partido. Incluso, en semifinales, vencieron con suficiencia a Italia por 87-61 los americanos y a Cuba por 25 puntos los soviéticos.

 Llegó el gran partido y el equipo de la URSS salió mucho más enchufado a la pista, con un parcial de 7-0 inicial, liderados por Sergei Belov, que acabó el partido con 20 puntos, y llegando a conseguir ventajas de hasta 10 puntos.

 Los americanos se contagiaron del ritmo lento de su rival, mejor de lo que ellos esperaban, y se olvidaron de correr.
 Todas las miradas se posaban en el entrenador americano, Iba, al que muchos ya veían como un entrenador anticuado.

 A pesar de todo, consiguieron irse al descanso perdiendo unicamente de 5 puntos (26-21).

 El segundo tiempo comenzó igualado y, a falta de 12 minutos para el final, el equipo soviético vecía por 4 puntos.
 Pero, en ese momento, las expulsiones del mejor jugador americano, Dwight  Jones, y el ruso Edeshko, tras una disputa en un balón suelto, y la retirada del también pivot, Jim Brewer, por un golpe con la cabeza contra el suelo, cambiaron el panorama del partido.
 A falta de 10 minutos, la ventaja volvía a los 10 puntos (38-28) y la situación empezaba a ser desesperada para los americanos.

 En ese momento, Henry Iba, a la desesperada, ordenó una defensa asfixiante en toda la cancha que, sorprendentemente, comenzó a dar resultados, con un parcial de 6-0 liderado por Collins y Joyce.
  Los americanos comenzaron a recortar distancias hasta que, entrado ya el último minuto, una canasta de Jim Forbes colocaba a su equipo a 1 punto (49-48).

 Los soviéticos decidieron alargar la posesión, hasta que, a falta de 10 segundos, Tom McMillen taponó un lanzamiento de Alexandre Belov y Doug Collins interceptó un pase posterior. Collins salió disparado hacia la canasta contraria y su intento de bandeja fue cortado duramente por dos defensores soviéticos que lo lanzaron contra el soporte del tablero. El arbitro señaló tiros libres a falta de 3 segundos. Posiblemente, los 3 segundos más polémicos de la historia del baloncesto.

 Collins, afectado aun por el golpe recibido parecía que no podría lanzar, pero, con toda la presión del mundo se dispuso a lanzar. Anotó el primer lanzamiento y, cuando iba a lanzar el segundo, sonó la bocina. El entrenador ruso había pedido tiempo muerto de forma ilegal sólo para desconcentrar a Collins. A pesar de esto, el americano no falló tampoco el segundo. Era la primera vez en todo el partido que EE.UU. se ponía por delante en el marcador (49-50).


 Con 3 segundos por jugarse, el equipo de la URSS sacó de fondo con el entrenador Kondraskin protestando exigiendo el tiempo muerto que había solicitado y, tras dos de los tres segundos transcurridos, el arbitro paró el partido para conceder el tiempo muerto.
 Hay que recordar, que según las reglas FIBA de la época, no se podía pedir tiempo muerto después del segundo tiro libre. Tenía que pedirse entre el primero y el segundo o sería ilegal.

 Tras el tiempo muerto, los soviéticos volvieron a sacar de fondo. Intentaron un pase que cruzaba todo el campo y fallaron. El partido se acabó y EE.UU se proclamaba una vez más campeón olímpico.

 Sin embargo, durante el tiempo muerto, la mesa no había devuelto el reloj a los tres segundos que realmente quedaban por jugarse, habiéndose jugado únicamente 1 segundo tras la reanudación.

 De este modo, entre los botes y las celebraciones de los americanos, William Jones, secretario general de la FIBA, bajó desde su palco a la cancha para indicar con los dedos que se repusieran los tres segundos que realmente quedaban por jugarse.
 Los americanos no daban crédito y alucinaban con la cantidad de oportunidades que, según ellos, les estaban dando a los soviéticos para ganar el partido.

 Y el partido se reanudó, por tercera vez en el mismo punto, esta vez con tres segundos en el marcador.
 Edeshko saco desde el fondo y mandó un balón larguísimo a Alexandre Belov, debajo del aro contrario. Belov, que había perdido el balón clave momentos antes, cogió el balón, se deshizo de dos defensores, y anotó una bandeja sobre la bocina, que daba el partido y el campeonato al equipo de la URSS.

 Pero la polémica no acabó aquí. Los americanos pusieron una reclamación formal y esa misma noche se reunió un comité formado por cinco representantes de la FIBA, para decidir la validez del resultado final.
Los representantes de Italia y Puerto Rico votaron a favor de EE.UU., pero los de Cuba, Polonia y Hungría votaban a favor de la URSS, por lo que el resultado quedaba como estaba y los soviéticos mantenían su medalla de oro.

 Los jugadores americanos decidieron no recoger su medalla de plata, como forma de mostrar su disconformidad con lo ocurrido.
 Aun hoy, cada año el COI les manda una carta pidiéndoles que rellenen su solicitud para recoger la medalla y aun hoy, todas las medallas continúan en Suiza.