Y de estas últimas, de actuaciones cargadas de épica, destaca una por encima de todas las demás: un 11 de Junio de 1997, el día que Michael Jordan anotó 38 puntos en una final, jugando con 39º de fiebre.
En la temporada 1996-97, los Chicago Bulls venían de ser campeones y de establecer la mejor marca de la historia en Liga Regular, con 72 victorias, por lo que partían como claros favoritos. Y no decepcionaron, ya que acabaron con el mejor registro de victorias, quedándose a tan solo una de llegar nuevamente a las 70, marca que podían haber batido si no hubiesen perdido los dos últimos partidos de liga (el último ante los Knicks por 103-101 con un triple fallado por Pippen en los últimos momentos). También se quedaron a una sola victoria del mejor registro en casa de la historia (40-1, de los Celtics en la 85-86).
Además, Jordan acabó como máximo anotador con 29'6 puntos por partido y Rodman como máximo reboteador con 16'1, a pesar de haberse perdido 11 partidos por sanción por dar una patada a un cámara con el que se había tropezado en un partido contra los Timberwolves.
En los Play-offs el equipo se mostró intratable. 3-0 a Washington en primera ronda, 4-1 a Atlanta en semifinales y 4-1 a Miami en la final de la conferencia este para plantarse en la final de la NBA e intentar revalidar título.
Allí les esperaban los Utah Jazz, que llegaban con la segunda mejor marca de la Liga Regular (64-18) y su MVP (Karl Malone), y que se habían clasificado por primera vez en su historia para la final de la NBA tras un triple de Stockton en el último segundo del sexto partido de la final de conferencia ante Houston Rockets.
Pero la serie se trasladaba a Salt Lake City, donde los Jazz no perdían un partido desde el 23 de Febrero.
Y 37 puntos de Malone en el tercer partido y otros 23 y 10 rebotes en el cuarto confirmarían la racha, empatando la serie 2-2.
Así se llegó al quinto partido, con el equipo de Utah determinado a seguir la racha, pero con unos Bulls que, con Jordan en la plantilla, no perdían tres partidos seguidos desde comienzos de la temporada 90-91.
Pero había un gran problema en el equipo de Chicago. Su gran estrella, Michael Jordan, había pasado la noche anterior al partido con una gran fiebre y llegaba muy mermado.
Aun así, Phil Jackson no dudó en sacarlo de inicio junto con los integrantes habituales del quinteto titular, Harper, Pippen, Rodman y Longley.
Jerry Sloan también optó por su quinteto clásico. Stockton, Hornacek, Russell, Malone y Ostertag.
Y el partido empezó muy bien para los Bulls, con dos faltas personales de Hornacek sobre Pippen en menos de un minuto, que le enviaban al banquillo.
Pero ahí se acabaron las buenas noticias para Chicago. Un Jordan visiblemente cansado asumió la responsabilidad de su equipo, pero numerosos fallos, tanto en ataque como en defensa, mantenían al equipo estancado. Por suerte, una buena defensa de Rodman a Malone, hacía que a los Jazz no les fuera mucho mejor en ataque. Con 4:30 jugados, el marcador mostraba un pobre 4-2 para los locales.
Pero el juego interior de Utah comenzó a funcionar, a diferencia del ataque de Chicago. Esto, unido a varios triples de Morris, abrían una brecha que terminaba con un parcial de 11-0 y a Phil Jackson, que no había parado de protestar en todo el partido, pidiendo un tiempo muerto con 21-8.
Jordan se iba al banquillo con claras muestras de agotamiento.
El primer cuarto acabaría con un 29-16 en el marcador. A destacar un enorme mate de Pippen encima de Karl Malone.
El segundo cuarto empezaría con un guión similar. Jordan asumiendo y fallando tiros y los Jazz con la misma energía y determinación.
Así, con 36-20 abajo, Phil Jackson pide un tiempo muerto que sería esencial, ya que, no sabemos lo que les diría a sus jugadores, pero Chicago volvió a la pista con una energía renovada, apretando mucho más en defensa y con Jordan decidido a olvidar su mal estado físico.
Dos tiros libres y una canasta al contragolpe de Michael tras el parón, daban fe de ello. Tras 4 minutos de cuarto, Kukoc metía la primera canasta de los Bulls obra de un jugador que no fuese Jordan.
Los problemas de faltas de los jugadores interiores de Utah (3 faltas Malone y Carr), unido a una gran defensa, la decisión de poner a Pippen en el poste para aprovechar su ventaja de altura, y un gran Michael Jordan, comenzaron a reducir la ventaja rapidamente y, a falta de 2:30 para el descanso, un tiro libre de Jordan pone por primera vez por delante a los Bulls (44-45).
Con un pequeño arreón final de los Jazz y un gran mate de Russell, se llegaba al descanso con un 53-49.
A pesar de la fiebre y del visible malestar, Jordan había anotado 17 puntos en el segundo cuarto. 21 en total.
Al comenzar el tercer cuarto, a la estrella de los Bulls se le veía exhausta, fallando tiros y acabando el cuarto en el banquillo, con la toalla por encima y bebiendo mucho para hidratarse.
El cuarto fue muy igualado, con momentos de superioridad de Chicago, pero con un parcial de 7-0 acabando el cuarto para los Jazz.
Con dos tiros libres de Pippen se llegaba al final del cuarto con 72-67 y con un parcial en el cuarto de 19-18. Jordan anotó únicamente 2 puntos en este periodo.
Utah quería solucionar el partido cuanto antes, y parece que se va en el marcador al comenzar el último cuarto, pero un triple de Kukoc (el tercero sin fallo) y otro de Jordan empatan el partido a 77.
Hay tiempo muerto pedido por Jerry Sloan, y cada vez Jordan parece más perjudicado. Aun así, al volver a la pista, anota la canasta que pone por delante a su equipo 77-79.
El partido entra en un momento trabado y, con 81-81, el marcador se mantiene sin cambios durante casi dos minutos. A falta de menos de 4 minutos, Stockton rompe la sequía con un gran triple.
Pero el partido sigue apasionante y muy igualado.
Ya dentro del último minuto, Utah gana por un punto (85-84). Michael Jordan, que apenas puede ya correr, tiene dos tiros libres. Mete el primero pero falla el segundo. Y a pesar de todo, tira de coraje y consigue coger su propio rebote.
Queda poco más de medio minuto. Jordan le mete un balón interior a Pippen. Sloan decide mantener las defensas individuales, como ya hiciera en el primer partido (con nefasto resultado).
Pippen pivota y, cuando va a llegar la ayuda, saca el balón a Jordan que anota un inolvidable triple a falta de 25 segundos.
Los Jazz piden tiempo muerto y Jordan, completamente extenuado, apenas es capaz de seguir caminando. Apoyado completamente encima de su amigo Pippen, consigue llegar a duras penas al banquillo. La imagen de Jordan agarrado a Pippen será tan recordada como la de cualquier canasta ganadora. Por primera vez veíamos a Jordan de una forma que nunca le habíamos visto, le vimos humano.
Dos canastas rápidas de Ostertag y Longley, y un tiro libre de Stockton, dejarían el marcador final en 88-90.
Michael Jordan acabó aquel partido con 38 puntos, 7 rebotes, 5 asistencias, 3 robos y 1 tapón y, sobretodo, con una lección de coraje y superación.
Chicago vencería en el sexto partido con una canasta final de Steve Kerr, proclamándose campeones de la NBA por quinta vez en su historia.
Sin duda fuiste y serás el mejor jugador de baloncesto del mundo... nunca vi jugar a nadie asi... nos regalastes momentos inolvidables... grande Mike
ResponderEliminarCuando tenga nietos les contaré que yo vi las dos finales que los Bulls le ganaron al Jazz; son parte de la historia del deporte universal.
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