martes, 10 de enero de 2012

Miller vs. Knicks (III): El día que Reggie metió 8 puntos en 10 segundos

 La temporada 94-95 de la NBA estuvo marcada por dos palabras: "he vuelto". Con ellas, Michael Jordan anunció su retorno a las canchas.
 También por la irrupción de un joven Grant Hill. Primer rookie de la historia del deporte profesional en América en liderar la votación de los aficionados para el All-Star game.

 Pero hubo dos ciudades en las que estos hechos fueron irrelevantes, ya que, desde el comienzo de la temporada, la fecha más importante ya estaba marcada en sus calendarios: el enfrentamiento en Play-offs entre los Knicks y los Pacers.

 El equipo de Nueva York venía de jugar las Finales y perderlas ante los Rockets. Mantenían el bloque y el nivel de juego del año anterior. Su estrella, Pat Ewing, se había colado entre los diez mejores de la liga regular en puntos, rebotes y tapones. John Starks promediaba más de 15 puntos, y Anthony Mason recibía el premio al mejor sexto hombre tras promediar más de 9 puntos y 8 rebotes.
 Y el equipo demostró continuar en buena forma acabando la temporada regular con 55 victorias, solo por detrás de las 57 de O'Neal y Hardaway.

 Los Pacers por su parte, estaban concienciados para dar el salto de calidad que les faltaba para poder superar a los New York Knicks en los Play-offs. Y vaya si lo hicieron.
 Reggie Miller continuó liderando al equipo con 19.6 puntos por encuentro y grandes porcentajes desde la linea de tres. Además, consiguió salir como titular en el All-Star game celebrado en Phoenix y fue incluido en el tercer mejor equipo de la liga. El holandes Rik Smits disfruto de su mejor temporada en la NBA, promediando 17.9 puntos y 7.7 rebotes. Y Derrick McKey mejoró hasta convertirse en uno de los mejores defensores de la liga.

 Pero la gran diferencia la marcó un recién llegado, Mark Jackson, y no por sus estadísticas.
 Jackson había logrado el premio al rookie del año jugando con los Knicks. Más tarde había salido hacia los Clippers y estaba resentido con el equipo de Nueva York. Era perfecto para los Pacers. Se encargó de motivar a Reggie y que estuviese a punto en los enfrentamientos claves contra los grandes rivales.

 Todo esto sirvió al equipo de Indianapolis para conseguir 52 victorias, primera vez que llegaban a las 50 desde su primer año en la NBA procedentes de la ABA. Acabaron líderes de su división, lo que les valió la segunda plaza en los Play-offs a pesar de haber cosechado 3 victorias menos que los Knicks.

 Y ésta llegó, pues ni Cleveland ni Atlanta supusieron grandes problemas para Knicks y Pacers respectivamente.
 Se repetía el enfrentamiento esperado por tercer año consecutivo, y, esta vez, más igualado que nunca.
 Y la serie iba a comenzar con un partido que pasaría a la historia.

 La tensión se palpaba en el ambiente y esto se traducía en un partido muy bronco. Varias tanganas daban como resultado las expulsiones de Antonio Davis y Derek Harper.
 Los Knicks aprovechaban para distanciarse en el marcador. Los Pacers no acababan de sentirse cómodos.

 La ventaja se mantuvo durante todo el partido y los Knicks lo tenían todo para comenzar la serie con una victoria y romper el factor cancha de los Pacers. A falta de 18'7 segundos, Nueva York dominaba el marcador con un claro 99-105. Pero aun quedaban muchas cosas por pasar.

 Todo el mundo daba el partido por acabado, tanto los jugadores de los Knicks como los de los Pacers. Incluso el entonces gerente y presidente de los Indiana Pacers, Donnie Walsh, abandonó el palco dando el partido por perdido. Pero aun quedaba alguien convencido de la remontada: Reggie Miller.

 Durante el tiempo muerto, mientras los jugadores de los Knicks celebraban el triunfo, Miller hablaba con Mark Jackson. Necesitaban un triple rápido. Y así lo hicieron. Jackson sacó de banda y, con john Starks encima, Reggie Miller anotaba un triple con solo 2 segundos gastados, que ponía a su equipo a 3.

 Los Knicks aun tenían todo a su favor con 16 segundos por jugarse, ganando de 3 y sacando de fondo. Sin embargo Harper, el encargado de sacar, estaba expulsado, y le tocaba al peor sacador del equipo, Anthony Mason.
 Greg Anthony estaba solo, pero Mason no se la pasó al momento. Todo el equipo de Indiana subió a presionar, y Mark Jackson llegó a presionar a Anthony, quien, ante la presión, tropieza y, ayudado por un pequeño empujón de Reggie Miller, cae al suelo... justo cuando Mason le pasa el balón.
 El balón llegó directamente a las manos de Miller, situado a 4 metros del aro. Cualquier jugador, viéndose solo, hubiese anotado una canasta facil y vuelto a presionar. Pero Reggie Miller no era cualquier jugador.


  Miller recibió el balón y tuvo el aplomo de no tirar de 2. En vez de eso, se dio la vuelta, dio dos pasos hasta salir a la zona de triple, se elevó y anotó la canasta.
 Reggie había empatado el encuentro en tan solo 5 segundos. Nadie podía creérselo.

 Al sacar nuevamente el balón, el jugador de Indiana, Sam Mitchell, cometió una innecesaria falta sobre John Starks a falta de 13 segundos. Pero los jugadores de los Knicks se habían quedado en shock tras lo sucedido.
 Starks se dirigió a la linea de tiros libres. En el pabellón se hizo un silencio sepulcral. Greg Anthony dijo tiempo después que habían estado entrenando en ese pabellón cuando solo estaban los conserjes, y no había tanto silencio como en aquel momento.
 Starks no estaba centrado. Aun estaba pensando en la increíble jugada de Miller. Tiro el primero, y lo falló. Tiró el segundo, y también lo falló. Patrick Ewing consiguió coger el rebote, pero su tiro tampoco entró. Y el rebote lo cogió Reggie Miller.

 Inexplicablemente, con 7'5 segundos para el final y el partido empatado, Mason comete una innecesaria falta para desesperación de Riley y de toda la afición neoyorkina.
 Rápidamente, Mark Jackson fue junto a Miller. "Eres el campeón Reggie. Demuestralo. Estas en el Garden".
 Y Reggie no falló. Anotó los dos tiros libres. En solo 10 segundos, había dado la vuelta a un partido perdido.

 Los jugadores visitantes aun no entendían lo que había pasado. En el último ataque, Anthony tropieza, cae y ni tan siquiera pueden lanzar un último tiro. Reggie Miller, con 31 puntos y un final increíble, había asaltado el Madison una vez más.


 La serie continuó. Y la tensión. Reggie llamaba a los Knicks 'perdedores con clase', y desde Nueva York recordaban a Miller sus lágrimas tras el séptimo partido del año anterior.
 En el segundo partido en el Garden, los Knicks vencieron cómodamente por 96-77.
 La serie se trasladó a Indiana y siguió muy empatada, con una victoria local en la prorroga por 97-95.
 Más cómodo lo tuvo en el cuarto, donde se llevaron la victoria por 98-84. La serie se ponía 3-1 y con todo a favor para los Pacers. Parecía que por fin iban a conseguir la tan ansiada eliminación de sus mayores rivales, los New York Knicks.

 Pero la serie volvía a Nueva York, y los Knicks no lo iban a poner tan fácil. En un partido muy empatado, lograrían vencer por un ajustado 96-95, con una gran canasta de Ewing con posibles pasos, a falta de 1'8 segundos, repitiendo de nuevo en Indianapolis por 82-92.

 Se llegaba de nuevo al séptimo partido. No se podía pedir más emoción.
 Ya en la cancha, las respectivas estrellas tomaron la responsabilidad. Miller y Ewing lideraron a sus respectivos equipos en un partido muy igualado.
 Tras un par de triples de Miller, los Pacers consiguieron tomar una considerable ventaja (59-74). Pero era un séptimo partido en el Garden. No podía ser tan facil.
 Los Knicks, de la mano de Starks y los triples de Harper, consiguieron anular la ventaja. Se entró en los últimos 3 minutos con los Pacers 5 arriba (89-94).

 Los jugadores y seguidores de Indiana comenzaban a ver fantasmas. Los recuerdos de la eliminatoria similar y la derrota del año anterior se venían a la mente.
 A falta de 32 segundos, John Starks anotaba un triple que ponía a su equipo a 2 puntos.
 Mark Jackson fallaba un tiro para Indiana y los Knicks pedían tiempo muerto a falta de 5'3 segundos.


 La eliminatoria estaba a punto de decidirse. Todos sabían que el balón iría a Ewing. Y así fue.
 Ewing recibió en la bombilla, se revolvió y penetró a canasta. La defensa se abrió. La acción era más fácil de lo esperado para el pivot. Solo tenía que estirar el brazo y depositarla suavemente a escasos centímetros.
 Pero el balón botó en el aro... y se salió.

 Indiana Pacers lo había conseguido. Reggie Miller lo había conseguido. Al fin, en una de las eliminatorias más espectaculares e igualadas que se recuerdan, habían conseguido eliminar a los New York Knicks.

 Desgraciadamente, en las finales de conferencia, cayeron ante los Orlando Magic en el séptimo partido.



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