miércoles, 12 de septiembre de 2012

El día que LeBron asumió la responsabilidad

 Los primeros años de la década de 2000 fueron, posiblemente, los de peor recuerdo en la franquicia de los Cleveland Cavaliers desde su llegada a la NBA allá por 1970.

 Lejos quedaban ya los años de lucha contra los mismísimos Bulls de Michael Jordan de la mano de los Mark Price, Larry Nance, Craig Ehlo o Brad Daugherty, llegando a forzarles un séptimo partido en la final de conferencia de 1992. Incluso los últimos años de los 90 donde jugadores como Shawn Kemp, Ricky Davis o un joven Ilgauskas hacían disfrutar a la grada aunque sin grandes resultados.

 Pero, poco a poco, el equipo se fue haciendo habitual de los últimos puestos de la tabla. Esto les llevó también a estar, año a año, entre los primeros puestos en la lotería del Draft, pero elecciones poco acertadas como Dajuan Wagner (6), DeSagana Diop (8) o Chris Mihm (7) hundían aun más al equipo.

 La franquicia tocó fondo en la temporada 2002-03, acabando con 17 victorias como peor equipo de la liga (empatados con los Nuggets), lo que les daba la oportunidad de elegir con el nº1 del que, a posteriori, sería uno de los mejores drafts (si no el mejor) de la historia, y llevarse a un joven del cercano instituto St. Vincent - St. Mary llamado LeBron James.

 James estaba llamado, según todo el mundo, a marcar una época tanto del equipo de Ohio como de toda la liga. Y no tardó en empezar a demostrar su calidad.
 En su primera temporada, el equipo no consiguió clasificarse para los playoffs, pero lograba 18 victorias más que el año anterior y LeBron se hacía con el galardón de Rookie del año por delante de Carmelo Anthony.

 Los dos años siguiente prometían aun más y, pese a la marcha de Carlos Boozer, James, junto con Gooden e Ilgauskas, y las llegadas de los agentes libres Larry Hughes, Donyell Marshall y Damon Jones formaron un equipo esperanzador.

 El primero empezaron muy bien, pero un mal final de liga les dejó fuera de playoff empatados con New Jersey Nets en la octaba posición. El segundo se ascendió hasta las 50 victorias en temporada regular, clasificándose en cuarta posición para playoffs, donde se deshicieron de Washington en primera ronda y pusieron en grandes aprietos a Detroit Pistons, lideres de la temporada regular y finalistas de la NBA los últimos dos años, forzando el séptimo partido y llegando a ponerse 3-2 arriba.

 En la temporada 2006-07 ya no había excusas y el equipo, con LeBron James consolidado en la élite de la liga, tenía que dar un paso adelante y luchar definitivamente por el título. Y lo hizo.

 Ese año repitieron las 50 victorias en temporada regular, pero esta vez les valió para ser segundos de su conferencia solo por detrás de los Pistons.

 En los playoffs volvían a encontrarse en primera ronda con los Washington Wizards, pero estos, sin sus estrellas Arenas y Butler lesionadas, poca oposición pudieron hacer, llevándose los Cavaliers la serie por 4-0. En segunda ronda, ante los New Jersey Nets, con un Jason Kidd promediando un triple-doble en la serie (14'6 puntos, 10'9 rebotes y 10'9 asistencias), los Cleveland Cavaliers ganaban 4-2 y se clasificaban para una final de conferencia 15 años después.

 Allí les esperaban los Pistons, con el recuerdo aun reciente de la gran eliminatoria disputada por ambos un año antes. El equipo de Detroit aun contaba con el bloque que le llevó a ser finalista en 2004 y 2005, con el único cambio de Ben Wallace, sustituido por Chris Webber.

 A estas alturas nadie dudaba ya de la grandísima calidad que poseía LeBron James, pero aun levantaba duda en un aspecto: su problema para asumir la responsabilidad en los momentos importantes. La mayoría de los tiros sobre la bocina que había asumido en su carrera los había fallado, creando inevitables comparaciones con sus compañeros de generación, Carmelo Anthony y Dwyane Wade, maestros en estas lides.

 Y los dos primeros partidos de la serie no iban si no a incrementar estas dudas, ya que, en el último cuarto del primer partido, LeBron únicamente tiró tres veces a canasta, anotando sólo 2 puntos y cediendo el balón a Donyell Marshall en la última jugada para llevarse el partido, tras penetrar y tener un tiro claro. En el segundo partido, la historia fue similar, con un mal último cuarto con 2 de 7 en tiros, malas decisiones tomadas y un último tiro para llevarse el partido que esta vez si asumió pero que falló claramente.

 Los Pistons se ponían 2-0 con un resultado idéntico (79-76) en los dos primeros partidos jugados en Detroit, y las dudas asaltaban por completo la ciudad de Cleveland.


Las series viajaron hasta Cleveland y, sin la gran defensa como locales de los Pistons, los marcadores eran superiores y los Cavaliers se sentían más a gusto, consiguiendo empatar la serie 2-2 con LeBron anotando 32 y 25 puntos respectivamente y con la gran aparición de Gibson con 21 puntos, rookie casi inédito durante toda la temporada.

 Pero las series volvían al Auburn Hills y con ello las dudas. Si LeBron no daba un paso al frente y asumía su condición de superestrella, iba a ser difícil acabar con el veterano equipo de Detroit.

 Los primeros minutos del partido estuvieron muy empatados, con bastantes imprecisiones en ambos equipos. Tras poco más de 3 minutos, dos triples de Hughes parecía que daban algo de ventaja a los Cavs, pero Detroit, volcados en su juego interior durante todo el partido, con jugadores veteranos pero muy rocosos como Rasheed Wallace, Chris Webber o Antonio McDyess, cogía seis puntos de ventaja a falta de 4 minutos (21-15) que ya no cedería hasta el final del cuarto.

 Tras un amago de tangana por una fuerte falta sobre Varejao saldado con una técnica a LeBron James y dos técnicas y expulsión a McDyess (duro golpe para los Pistons) y un triple de James que no tocaba ni aro, se acababa el primer cuarto con un 29-23. Detroit dominaba la pintura y Wallace se iba con 8 puntos.

 En el segundo cuarto, todo continuó igual. Detroit basando todo su juego en la pintura, con Wallace y Webber anotando a placer, y Cleveland, intentando aguantar las diferencias a base más de garra que de otra cosa. A falta de algo menos de 7 minutos para el descanso, la diferencia se mantenía en seis puntos (39-33).

 Pero una gran racha del lituano Ilgauskas, con 7 puntos consecutivos, ponía a su equipo a solo dos puntos (42-40). Un 2+1 de LeBron y una gran asistencia del propio James a Varejao conseguía poner por delante a los Cavaliers.
 Tras un parcial de 0-7, Cleveland ganaba 46-49, pero dos últimas canastas de Billups, que asumió el control, evitaban que los Pistons se fuesen al descanso por debajo en el marcador (52-51).

 Al descanso, la igualdad en el marcador era clara, pero no así en las sensaciones. El juego interior de Detroit dominaba claramente y solo pequeños destellos de calidad individual permitían a Cleveland mantenerse en el partido.

 El tecer cuarto se convirtió en un reflejo de la primera parte.
 A una gran salida de los locales, con un parcial de 9-2 liderados por Prince (61-53 min.2:30) le siguieron unos buenos minutos de Ilgauskas que acercaron a Cleveland (65-61 min.7), una racha de más de 3 minutos sin anotar de Detroit en la que Cavaliers empata con una canasta de Varejao y con dos parciales consecutivos de 5-0 y 0-5 respectivamente se llegaba al final del tercer cuarto con el partido empatado (70-70). En definitiva, casi un calco de la primera mitad.

 El partido entraba en su fase definitiva pero esta vez Cleveland tomaba ventaja desde el principio. Un par de jugadas de Ilgauskas les daban tres puntos de ventaja que mantendrían hasta mediado el cuarto (78-81 min. 6:30). Sin embargo, un parcial de 10-0 liderado por Richard Hamilton sumado a la quinta falta de Ilgauskas, ponían el partido en clara ventaja para los Pistons (88-81 a 3:15 para el final).

 Entonces, las dudas y los rumores comenzaron y todas las miradas empezaron a volverse a LeBron James. El equipo llevaba 3 minutos sin anotar y, en la mayor parte de esas jugadas, sin llegar siquiera a tirar, y el propio LeBron, a pesar de llevar ya 21 puntos, tan solo había tirado una vez en todo el último cuarto para 2 puntos. Todo el mundo comenzaba a mencionar los dos primeros partidos de la serie.

 Sin embargo, James no estaba por la labor de repetir la historia. Se propuso asumir la responsabilidad, pidió el balón y comenzó su espectáculo particular.

 En las siguientes jugadas, una penetración con 2+1, un triple y un uno contra uno ante Maxiell culminado con un enorme mate, ponían a su equipo por delante 88-89 a falta de 30 segundos, a pesar de fallar tres tiros libres en ese periodo.

 Sin embargo Billups, dispuesto a amargar la fiesta a los Cavs, anotó un enorme triple delante de Gibson que ponía el 91-89. Pero a LeBron aun le quedaba una oportunidad.
 Los Cavs prepararon el aclarado y los Pistons decidieron defender 1 contra 1. Pero Prince no tuvo ninguna opción de parar a un James que empataba con un gran mate.
 Billups tuvo una última oportunidad para llevarse el partido, e incluso hizo volar a Eric Snow antes de lanzar un triple que rebotó en el aro y salió.

 El partido se iba a la prórroga con un LeBron James lanzado que había anotado 9 de los 10 últimos puntos de su equipo ( a escepción de un tiro libre de Gooden).

 La prórroga no pudo ser más igualada, con ambos equipos con sus tácticas muy claras.
 Detroit jugando balones interiores y buscando la superioridad de Wallace, anotando y sacando muchas faltas. Cleveland, olvidándose de tácticas y buscando aclarados aprovechando que su estrella estaba en modo imparable.

 La defensa individual de Prince sobre LeBron no estaba funcionando en absoluto y cada jugada era un aclarado que culminaba con un mate o una falta personal. Por suerte para los Pistons, en el otro aro Wallace no deja de sacar faltas y mantiene el partido empatado a base de tiros libres.

 Una buena defensa de los Cavs provoca un 'campo atras' y, en la siguiente jugada, James clava un tiro en suspensión con dos jugadores siguiendole que pone una ventaja de 4 puntos que, a falta de 30 segundos, y con un partido tan empatado, parece definitivo.
 La estrella de Cleveland lleva ya 39 puntos y 18 de los 19 últimos puntos de su equipo.

 Por desgracia, dos acciones desgraciadas del propio LeBron, con un tiro que se va sin tocar aro y una falta a Billups a 3 segundos del final, permitían a los Pistons igualar el partido con dos tiros libre que, por supuesto, no iba a desaprovechar el base de Detroit.
 Por lo tanto habría una segunda prórroga.

 El planteamiento de los Cavaliers no iba a variar en absoluto, valiéndose de una actuación por parte de LeBron James con tintes ya de épica. Sin embargo, tras una primera jugada del nuevo tiempo extra en la que LeBron, de nuevo, anota fácil frente a Prince, los Pistons deciden cambiar la defensa y hacer un 2 contra 1 constante y asfixiante sobre el número 23.

 Por primera vez en casi 10 minutos, los Cavs tienen que mover el balón. Los tres ataques siguientes acaban con tres fallos de Pavlovic. Detroit no desaprovecha esta situación y, con un 2+1 sobre Webber pone un 107-104 en el marcador a falta de 1:30.

 A pesar de la asfixiante defensa, LeBron tiene que anotar. En el siguiente ataque, consigue ganarles un metro a sus defensores para anotar un gran triple que empataba el partido 107-107.

 El partido está a punto de decidirse. Hamilton falla en el ataque de Detroit y, en la contra, James se la cede a Varejao, bien colocado, pero este recibe un tapón de Prince. Sin embargo el brasileño compensa rápidamente su error colocándole otro tapón a Wallace en la siguiente jugada.

 Solo quedan 10 segundos. LeBron James tendrá la oportunidad de ganar el partido. Sorprendentemente, Detroit decide, en la última jugada, volver a la defensa individual. Por supuesto 'King' James no tiene problemas en sobrepasar a su defensor y anotar una bandeja que le daba la definitiva ventaja de 107-109 a su equipo a falta de 3 segundos.

 Billups tendría una última oportunidad con un tiro en penetración que Varejao punteaba lo justo para evitar la canasta.

 LeBron James no solo había completado una actuación de ensueño, con 48 puntos, 9 rebotes y 7 asistencias, anotando nada menos que 27 de los 28 últimos puntos de su equipo, si no que había allanado el camino para que los Cavaliers disputasen la primera final de la NBA de su historia.

 Ya nadie podría decir que LeBron James no asume la responsabilidad.


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